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TOUR 2002 | La cuarta corona de Lance Armstrong

'Un Tour más fácil'

Armstrong, relajado, tranquilo, ha dominado también las claves de la comunicación durante la carrera

Carlos Arribas

Para ser un hombre que asegura que el asunto de la popularidad es una preocupación secundaria, Lance Armstrong parece demasiado preocupado por todos los detalles que atañen a su imagen.

Él dice: 'Creo que es importante que te comprendan, que es importante ser honrado y trabajar duro, y que la prensa, el público, los organizadores decidan. Pero yo puedo ser solamente yo mismo, no puedo ser el tipo que sale ahí y monta su espectáculo. Una vez dije que quería ganar el Tour, y no un concurso de popularidad, y por poco me crujen. Pero yo sólo puedo ser yo mismo'.

Él hace: Lance Armstrong ha contratado para este, su cuarto, Tour a Jogi Müller como 'agente de prensa'. Jogi Müller es un ex ciclista suizo que en sus últimos años corrió en el Clas y luego en el Mapei de la época de Tony Rominger y acabó como representante comercial de la empresa Mapei, fabricante de pegamentos para la construcción. Dicen que fue un excelente comercial, el mejor de la empresa, que vendía por toda Europa, que vendía mucho y vendía bien. Pero Müller, políglota como lo son todos los ciclistas suizos, su alemán natal, francés, inglés, y luego mezcla de italiano y español, se acabó cansando de tanto viaje y se volvió a disfrutar de la vida de familia en su casa de Montecarlo. Allí recibió la llamada de Armstrong. Era el hombre ideal para el puesto: simpático, sonriente, conocido por el medio, conocedor del medio, coleccionista de tarjetas profesionales (que maneja como un tahúr las cartas), y, sobre todo, vendedor.

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Las entrevistas individuales, los cara a cara con Armstrong y una grabadora, son materia imposible durante el Tour para la mayoría de los periodistas. Se reservan, como mucho, para los grandes medios estadounidenses, televisiones, grandes diarios del otro lado del Atlántico, que son los objetivos estratégicos de la campaña. Para el resto, para las decenas de medios europeos, y norteamericanos de segundo nivel, que cubren el Tour, están las charlas restringidas. No a todo el mundo se le acerca Jogi Müller por la espalda y le dice, bajito, al oído, íntimamente, 'mañana a la 19.30 en su hotel, eso si cena a las 20.00, pero si cena a las 20.30, a las 20.00'.

La última vez, el jueves pasado, se lo dijo exactamente a 27. 27 periodistas que se sintieron inmediatamente, y extrañamente, adulados por ser los elegidos para recibir las reflexiones del ganador de casi cuatro Tours, como aquel al que le dejan entrar sin problemas en el bar de moda donde la cola es enorme y el portero discrimina arbitrariamente, tú sí, tú no; 27 periodistas que salieron pitando de la sala de prensa de Cluses en dirección a Sallanches, manejando el volante estilo rally, carreteras de montaña, estrechas, oscuras, perdidas, frenazo y marcha atrás, para llegar a las 19.30 clavadas al hotel alpino en que hacía noche el equipo del campeón y encontrarse con que la cena se había retrasado, y también la cita. A las 20.00 en el salón de la primera planta.

El salón es como una sala de juntas, gran mesa central, con hueco en el centro, y sillas alrededor, como si fuera una reunión de un consejo de administración de una empresa, o así. Y una vez sentado esperando la aparición del gran hombre, que se sentará en un extremo, la sospecha: ¿realmente es un honor haber sido seleccionado? ¿No será éste un lugar equivocado para estar? A las charlas restringidas de Armstrong no va cualquiera, pero el criterio no es la importancia o la difusión de medio, el criterio es la simpatía del boss. A las charlas restringidas de Armstrong nunca son invitados, y bien se encarga Armstrong de recordárselo a Müller, por ejemplo, Le Monde, Libération y La Repubblica, tres diarios europeos que no se han olvidado de recordar los problemas de Armstrong en algunos Tours, sus relaciones con el doctor Ferrari, diarios a veces escépticos con las prestaciones de Superarmstrong. Pero esto es así. Hay que escucharle. Todos somos auditorio.

¿Y qué dice? Como buen comunicador que es, casi tan bueno como ciclista, Armstrong dice lo mismo, con diferentes palabras, que dos días después dirá en la conferencia de prensa general. De eso se trata, de repetir los mensajes, que queden claros. Y los mensajes de Armstrong en este su cuarto Tour, en ésta su víspera de su quinto Tour, son, más o menos, los siguientes, como digeridos para ser expuestos con un Power Point en una presentación. El estilo americano a la conquista de la cultura europea. Hasta el Tour ha caído:

El jueves: 'El equipo ha sido fundamental, mejor que nunca, más completo, más consistente y mucho más fuerte. Ellos han hecho que este Tour sea mucho más fácil, bueno, mucho más, no, pero sí más fácil que los otros tres'.

El sábado: 'No me gusta repetirme, que ya lo dije el otro día, pero cuando se tiene un gran equipo, un equipo fuerte, un equipos consistente y completo, la vida es bastante más fácil. El nuestro ha sido el mejor equipo del Tour, el más motivado y el más experto. De hecho, su trabajo ha sido bastante más duro que el mío'.

El jueves: 'Me encanta lo que hago porque para mí es un hobby/trabajo, porque para mí es un hobby porque soy un apasionado de la bicicleta y me divierto muchísimo ganando el Tour, y no sólo durante el Tour, sino durante todo el proceso de preparación, durante todo el año. Si dejo de correr el Tour, lo dejo todo'.

El sábado: 'Estoy extremadamente feliz por haber ganado el Tour. A prepararlo me dedico todo el año, que es como decir toda mi vida. Si perdiera esta carrera me sentiría enormemente desilusionado, mucho más desilusionado de lo que la gente se cree, y ésta es una sensación que no tuve los otros años. Es pasión, es lo que me gusta hacer, amo prepararme para este acontecimiento y trabajar duro'.

Y durante todo el Tour, día tras día, su fijación, Manolo Saiz. 'La ONCE fue mi mayor rival, pero sólo la primera semana. Manolo se acabó antes del Tour, cuando animó a sus corredores a creer en sus ambiciones, cuando les dijo que yo estaba más débil. Pero, francamente, no sé si eso es lo mejor que se puede hacer en una carrera de tres semanas. La ambición empezó a desarrollarse antes del Tour, pero sólo se mantuvo los primeros 10 días. Y, aparte, me encanta leer que dudan de mí, me va bien, va bien para mi motivación, para la motivación del equipo. Y lo seguí oyendo en el Tour, 'no sube, no contrarrelojea, es vulnerable, no tiene equipo'. Esas cosas ayudan mucho. Y luego no he sufrido ataques en la carretera, o como mucho, mini ataques...'

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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