El poblado de Las Barranquillas, en Villa de Vallecas, se ha convertido en una ciudad sin ley. Ubicado en una zona aislada, alejada del casco urbano de la capital, el mayor hipermercado de la droga de España cuenta ya con 300 chabolas, el doble de las que había en sus inicios, hace dos años.
La nueva estación de cercanías de El Escorial, inaugurada hace tan sólo un mes por el ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, y el presidente de la Comunidad, Alberto Ruiz-Gallardón, hace agua. La cubierta del techo ha cedido en algunos lugares y ha sido necesario apuntalarla.
Los trabajadores de los cientos de oficinas del distrito financiero de la capital compran su almuerzo en los restaurantes de comida rápida y se trasladan después a las zonas verdes para consumir bocadillos, sándwiches y refrescos.
Inés Sabanés, portavoz municipal de IU, afirmó ayer que su grupo pedirá explicaciones tanto al Gobierno municipal del PP, en el pleno de la Corporación, como al Ministerio del Interior, en el Congreso de los Diputados, sobre el nuevo centro de internamiento de extranjeros previsto en parte de las instalaciones del antiguo recinto penitenciario de Carabanchel.
Temperaturas muy altas y ganas de dañar las zonas verdes. Ésta ha sido la combinación que ha calcinado, en cuatro incendios ocurridos en sólo dos semanas, 726 pinos carrascos y una docena de encinas de la cuña verde de Moratalaz.
El teatro y el aire libre están íntimamente ligados desde los orígenes del primero y hasta hoy mismo. No hay más que pensar en los teatros griegos y romanos, en las representaciones a las puertas de las iglesias y catedrales, en las corralas donde el techo era el mismísimo cielo y sólo los nobles tenían las cabezas resguardadas, y en toda una tradición que nunca ha terminado de desaparecer.
Con un poco de imaginación, el enclave donde se encuentra este bar restaurante gallego podría recordar algunos de los rincones más elegantes de las costas españolas. Se trata de un lugar por descubrir, oculto en un recodo del nuevo centro comercial de la Moraleja Green.
ANDRÉS CAMPOS
Este bosque de Rascafría fue durante siglos el camino más frecuentado para pasar del valle del Lozoya a Segovia