_
_
_
_
_
AGENDA GLOBAL | ECONOMÍA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Será Lula en Brasil lo que Felipe en España?

Joaquín Estefanía

A CUATRO MESES de las elecciones en Brasil, todos los sondeos siguen dando como vencedor, a bastante porcentaje del resto de los contendientes, a Luiz Inácio da Silva, Lula, líder del Partido de los Trabajadores (PT), representante de la izquierda. Este pronóstico, que no debería significar nada en la normalidad, adquiere bastante significación ante la coyuntura económica de América Latina y, sobre todo, ante la reacción que están teniendo algunos de los más importantes bancos de inversión del mundo.

La ventaja histórica de Lula en las encuestas preelectorales no es nueva. La ha tenido en las anteriores tres veces en que se ha presentado y al final no ha ganado. La diferencia con las ocasiones precedentes es que ahora no parece existir un contendiente con suficiente tirón (ni siquiera José Sierra, representante de la continuidad con Fernando Henrique Cardoso, actual presidente). Pero hay otra divergencia notable: Lula ha adquirido credibilidad, ha moderado su mensaje, ha hecho realista su programa electoral. Muchos empresarios brasileños comienzan a pensar en la posibilidad real de que gobierne y en la convivencia con la izquierda brasileña (por cierto, los cuatro candidatos presidenciales, Lula, Serra, Garotinho y Gomes provienen de culturas de izquierda). Esta vez no se ha producido aquella declaración del presidente de la patronal de Sao Paulo, en 1989, cuando aseguró que, si Lula ganaba, 800.000 empresarios abandonarían el país.

Los analistas internacionales están sobresaltando a los inversores ante una hipotética victoria de la izquierda. En cambio, los empresarios empiezan a considerar la oportunidad de convivir con Lula en normalidad
Más información
Brasil se echa a temblar ante el avance de Lula
Lula presenta un programa con un marcado giro socialdemócrata

La situación tiene alguna semejanza con la de la España de 1982. Muchos empresarios temían la victoria de Felipe González; la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) hizo público un comunicado poco antes de las votaciones en el que acusaba a los socialistas de ser un partido marxista, nacionalizador y casi confiscador de la propiedad. Luego convivirían con ese partido por bastantes años.

Las principales interferencias contra Lula han provenido hasta ahora del exterior. El especulador George Soros ha declarado que 'habrá default (suspensión de pagos) en Brasil si vence Lula'. La deuda externa de ese país casi llega a los 300.000 millones de dólares, a los que habría que añadir otros 80.000 millones de deuda interna. Pero han sido los principales bancos de inversión, J. P. Morgan, Merrill Lynch, Goldman Sachs, etcétera los que han perturbado más con sus opiniones en contra de Lula, atizando el temor de los inversores a una depreciación del real, un aumento del riesgo país y, en general, a un futuro perverso en el caso de que la izquierda venza en Brasil. Contaba el enviado especial de este periódico que Goldman Sachs ha elaborado un modelo matemático para evaluar las variaciones del mercado en función de las posibilidades electorales de Lula, al que se ha apodado el lulómetro. Su pronóstico es catastrofista: si Lula gana las elecciones, el dólar alcanzará la cota inédita de 3,04 reales a finales de octubre; si el vencedor fuese Serra, la cotización se estabilizaría en 2,5 reales.

La intervención de los bancos de inversión, inmiscuyéndose en las reacciones electorales brasileñas, ha causado estragos en la opinión pública interior del país, una buena parte de la cual la considera intolerable. Mucho más templada está siendo la de los empresarios de este continente dentro del continente que es Brasil, que piensan que Lula inclinará la política económica de Cardoso en un sentido más social, con mayor énfasis en la creación de empleo, en la educación, en la reforma fiscal y, sobre todo en la disminución de las desigualdades (el 10% más rico de la población lo es en casi 30 veces respecto al 40% más pobre), pero sin rupturas. Hace pocas semanas visitó España el histórico ex alcalde de Porto Alegre Tarso Genro, que se entrevistó con algunos empresarios españoles. Recordó que el PT no es un partido precisamente testimonial, sino que gobierna casi 200 ciudades (entre ellas, Sao Paulo o Porto Alegre) y en cinco Estados. Brasil es otro laboratorio.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_