Empresarios de México piden a Fox que inicie la transición prometida

El grueso de los empresarios mexicanos no observa en la presidencia de Vicente Fox reformas estructurales, ni políticas viables para crear más riqueza y bienestar y derrotar la delincuencia. Valentín Díez Morodo, presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, reclamó la transición, inexistente en lo esencial, un Estado de derecho y justicia social. 'Seguimos esperando el cambio', declaró en una reunión entre Fox y la colectividad española.

Valentín Díez, presidente asimismo del Comité Bilateral México-España y jefe de una de las organizaciones empresariales más importantes, aplaudió el protagonismo de Fox en el proceso hacia la transición, después de 71 años de hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI), pero le instó a programas 'realistas' que consigan 'eliminar las aberrantes diferencias' entre la sociedad mexicana. La desigualdad de oportunidades, agregó, disparó la delincuencia en México y aterroriza a los empresarios, víctimas de numerosos secuestros. Otros sindicatos empresariales se han pronunciado en esa dirección.

Al año y medio de su investidura, el presidente Fox debe aún desarrollar la transición, conciliando con el Congreso, con el corporativismo priísta, mafioso en algunos flancos, y coordinando las propias filas. Cuatro días después de que el ministro de Hacienda llamara mentiroso al de la Contraloría, encargado de la transparencia de las cuentas públicas, el de Interior debió convocarlos a un almuerzo de pacificación para evitar que el Gabinete fuera percibido como una jaula de grillos. Ni el presidente, ni los ministros, subrayan los análisis críticos, parecen disponer de una estrategia hacia los cambios estructurales requeridos por el país.

'El asunto está superado', dijo el secretario de Gobernación (ministro del Interior), Santiago Creel, tras su almuerzo de arroz verde al perejil, róbalo a las brasas y postres de zarzamora con el de Hacienda, Francisco Gil, y el de la Contraloría, Francisco Barrios. El 'asunto' estalló el 30 de mayo: Barrios atribuyó a Fox haber subordinado la reforma fiscal, meta fundamental, a una investigación contra el PRI, con cargos de fraudulenta financiación de su candidato, Francisco Labastida, en las presidenciales del año 2000.

'No cambio cacahuetes por lingotes de oro ',dijo Fox, según Barrio, miembro del gubernamental y conservador Partido Acción Nacional (PAN).

En aquella reunión, Creel citó las posibles consecuencias de una acometida judicial contra el primer partido en el Congreso. De acuerdo con la versión de Barrio, el ministro mencionó la eventual voladura de una planta de la petrolera, implicaciones financieras, la pérdida de registro del PRI como partido y 'escenarios de ingobernabilidad'.

La reacción Gil, veterano militante del Revolucionario Institucional, exihibió divergencias en el 'equipazo' del presidente: 'O miente o tiene Alzheimer'. Francisco Barrio, con sus revelaciones, habría disparado un torpedo contra la línea de flotación de Santiago Creel, miembro del PAN, a quien el denominado ideólogo de los empresarios mexicanos, Juan Sánchez Navarro, antes con el PRI y ahora con el PAN, señaló como su candidato favorito en las presidenciales de 2006. No pasaron ni 24 horas desde ese señalamiento para que Barrio, en otro sector del PAN, blandiera el 'Pemexgate'. 'Lo hace ver como renunciando a la lucha contra la corrupción', según el analista Jorge Fernández. La generalizada corrupción fue factor determinante en la derrota del PRI. Y rizando el rizo de los enredos, el responsable de la transparencia ponía en evidencia al ministro de Hacienda, que, según el columnista de Milenio, 'pretendería sacar la reforma fiscal a cambio de acuerdos extralegales con el PRI'.