El estilo Laudrup

Raúl y Helguera no tienen dudas: Dinamarca es el equipo que más les ha gustado hasta la fecha. Y no sólo a ellos. Los daneses, por su juego ante Uruguay, se han mostrado como la selección más alegre y atractiva. Hoy, ante Senegal, deberá confirmar las expectativas. Morten Olsen y Michael Laudrup -dos iconos del fútbol danés, con 102 y 104 partidos internacionales, respectivamente- han pulido con mimo una nueva generación a la que han transmitido su buen gusto por el fútbol mediante una puesta en escena audaz. Con tacto y reforzados por su extraordinaria reputación, los dos técnicos aspiran a que Dinamarca iguale al menos su mejor clasificación, la de 1998, cuando cayó en cuartos con Brasil (3-2) en uno de los choques más exquisitos de aquel Mundial.

Olsen, uno de los líderes de la brillante Dinamarca a la que Butragueño cerró el paso en México 86, llegó al cargo en julio de 2000. Las cosas no iban bien para los daneses, que habían perdido los tres partidos de la Eurocopa. Todo apuntaba a una larga travesía en el desierto. La selección aspiraba a clasificarse para su tercer Mundial, pero la República Checa, Bulgaria, Irlanda del Norte e Islandia suponían una amenaza. Manos a la obra, la primera misión de Olsen fue convencer a Michael Laudrup para que se embarcara en la aventura. Sin ninguna experiencia como técnico, el mejor danés de todos los tiempos aceptó la llamada de socorro de su amigo, en el paro desde que fuera despedido del Ajax en 1999.

Juntos jubilaron a la vieja guardia. Schmeichel, el eterno portero, fue el último. La medida levantó suspicacias. Hasta que llegaron los resultados: Dinamarca no perdió un encuentro de clasificación y en un año sólo le pudo Francia, en un amistoso. Al llegar a Corea las cosas casi tuercen. En un entrenamiento Tofting, un jugador del Bolton inglés con aspecto de hooligan, se enzarzó en una pelea con Gronkjaer, el liviano extremo del Chelsea. El incidente se maquilló a la espera del duelo con Uruguay. La respuesta del equipo fue tan excelente que al día siguiente de la victoria, los daneses se fueron a pescar, Tofting y Gronkjaer incluidos.

Olsen y Laudrup han apostado por un 4-2-4. La defensa es la línea más experta, con dos laterales como Helveg (Milan), que este mes cumple 31 años, y Heintze (PSV), el capitán, a punto de llegar a los 38. Por el centro, a sus 32 años Henriksen (Panathinaikos) es el jefe y Laursen (Milan), el más bisoño con 24. Los cuatro juegan en línea, apenas arriesgan jamás y son contundentes.

Por delante, en la cocina central, se escoltan Tofting (Bolton) y Gravesen (Everton), dos cabezas rapadas curtidos en la Liga inglesa que muerden en cada jugada. Gravesen tiene soltura con la pelota y pega todas las faltas.

Lo mejor de la pizarra de Laudrup y Olsen está en el ataque. En esta línea se sitúan dos extremos bien abiertos, Gronkjaer por la izquierda y Rommedahl (PSV) por la derecha. Los dos son rapidísimos, hábiles en el regate y buenos pasadores. Durante el partido cambian de orilla a menudo y son la contraseña ofensiva del equipo. Protegidos por los laterales, apenas se retrasan y esperan en posiciones adelantadas para ser la primera vía de penetración. De su inspiración dependen en gran medida Tomasson -recién fichado del Feyenoord por el Milan- y Sand (Schalke 04). El primero, autor de los dos goles contra Uruguay, es el faro, por su capacidad anotadora y su juego entre líneas, vivo, directo e inteligente. Irrumpe en el área tanto como Sand, pichichi de la Bundesliga (22 tantos). Con este sistema, los daneses confían en dejar en este campeonato el mismo sello que en 1986, cuando, pese al tropezón con España, deleitaron en su estreno mundialista. Esta es la vía elegida por Laudrup: 'Nuestro juego tiene que tener un estilo atractivo'. Su estilo.