_
_
_
_
_
Reportaje:

El esfuerzo como aval

Los créditos solidarios de la Caja de Granada permiten la creación de tres negocios

Adama Ngom es un inmigrante senegalés que desde 1985 vende piezas de artesanía procedentes de su país en Granada. Tiene 40 años y una hija en Senegal a quien espera poder traer a España cuando mantenga un trabajo estable. Este sueño es ahora más factible, porque está a punto de abrir su propio negocio, un locutorio telefónico en el centro de Granada. El suyo es uno de los tres proyectos empresariales de personas con dificultades de acceso al mundo laboral que la Caja de Granada ha decidido apoyar mediante la concesión de sus primeros microcréditos, unos préstamos con condiciones especiales para los que no hace falta justificar más que el esfuerzo y las ganas de trabajar.

'En una situación normal estas personas no hubieran podido acceder a un préstamo por no disponer de aval económico ni patrimonio', reconoció ayer el presidente de la Caja de Ahorros de Granada, Antonio Claret García. La entidad granadina decidió crear a finales del año pasado la Fundación La General para el Desarrollo Solidario con el fin de conceder unos créditos a personas cuya única garantía es la presentación de una iniciativa empresarial con perspectivas de futuro.

La Fundación ha recibido 27 proyectos, provenientes sobre todo de inmigrantes, mujeres, discapacitados, ex toxicómanos y parados de más de 40 años. De entre todos ellos los tres primeros escogidos han sido el locutorio telefónico de Adama Ngom, un taller artesanal de tejidos en la Alpujarra y una empresa dedicada a la venta y reciclado de antigüedades. Los responsables de estas iniciativas recibieron ayer un cheque de 12.000 euros cada uno de manos del propio presidente de la Caja. Estas cantidades tendrán que ser devueltas en 60 meses con un interés tres puntos por debajo de la media del mercado.

Para empezar a pagar cuanto antes, Francisca Martínez tiene previsto abrir su tienda y taller de artesanía textil en Capileira el próximo mes. 'Éste es un oficio muy bonito que se está perdiendo y yo voy a trabajar mucho para que siga en pie', explicó ayer esta mujer de 28 años que nunca ha tenido un contrato legal desde que hace varios años terminó de estudiar.

Carmen Montes Neiro es una de las cuatro mujeres que han conseguido el tercer microcrédito de la Caja de Granada para la mejora de su empresa de venta de antigüedades. 'Con este dinero', decía Carmen justo después de recibir el cheque, 'queremos comprar un furgón para recoger el material de segunda mano que suele ir a la basura y que nosotros restauramos y vendemos'. Rastro Granada es el nombre de esta empresa cuyas socias aseguran que siempre han tenido las 'puertas cerradas' a las ayudas financieras de los bancos. En la medida de sus posibilidades y conforme vayan prosperando tienen previsto comenzar a dar trabajo a otras personas, 'especialmente a inmigrantes y artesanos en situación precaria'.

Tras el ejemplo de Yunus

La Caja de Ahorros de Granada inició ayer, con la concesión formal de los tres primeros microcréditos, un sistema de préstamos solidarios destinado a personas con dificultades de integración social o laboral que es único en Andalucía. En España, sólo La Caixa tiene un sistema similar, aunque difiere del de la entidad granadina en el modelo en el que está inspirado.

La Caja de Granada ha ideado la gestión de estos préstamos basándose en la invención de Muhammad Yunus. Este hombre es actualmente presidente del Banco de los Pobres, que tiene más de 20 millones de clientes en todo el mundo. Él comenzó prestando pequeñas sumas de dinero a necesitados cuya única garantía era el apoyo moral de otras personas para sacar adelante su trabajo. Se teje una red a través de la cual la prosperidad de unos se traduce en el la de los otros.

El presidente de la Caja, Antonio Claret García, explicó ayer que esta entidad pretende adaptar una fórmula similar. Para ello se pide a los destinatarios de los microcréditos que en la medida de lo posible busquen avalistas solidarios, es decir, personas que apoyan el proyecto empresarial y van a estar cerca de su desarrollo aunque sin responsabilidad económica.

El sistema de Yunus también incluye el estudio, seguimiento y apoyo de los negocios que los beneficiarios de los créditos ponen en marcha con el dinero obtenido. La Caja ha creado una asociación en la que también participan sus antiguos empleados para prestar ayuda de gestión a estos empresarios incipientes. Muhammad Yunus, estuvo en Granada hace unos meses invitado por la Caja y se interesó por los proyectos que estaba estudiando la entidad granadina. Para la concesión de estos créditos especiales la Caja creó en diciembre de 2001 la Fundación para el Desarrollo Solidario que recibe el 0,7% de las comisiones que se reciben por cada una de las operaciones que los clientes de la entidad hacen con una tarjeta de crédito especial llamada tarjeta solidaria.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_