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Gaspart confirma la vuelta de Van Gaal

El presidente del Barça y Rexach asumen el riesgo del fichaje del holandés, que llega el viernes

'Ojalá llegue un día en que todos vosotros podáis decir: 'Este es nuestro Van Gaal'. El presidente del Barça, Joan Gaspart, anunció ayer la decisión más difícil y sorprendente de sus dos años de mandato: confirmar el regreso del entrenador holandés, forzado en mayo de 2000 a abandonar el club siguiendo la estela del presidente Núñez, que claudicó tras 21 años en el cargo por la furibunda oposición que generaba en la grada, con constantes pañoladas, la figura del holandés. Dos años no dejan tiempo para el olvido: Gaspart reprochó al técnico en su día no haber conectado ni establecido química con la afición y ayer se esforzó, ante un tenso auditorio, en alabar las bondades de un hombre que dice que ahora cambiará. Van Gaal, que ahora está sin trabajo tras haber dejado a la selección holandesa sin Mundial -el auténtico sueño frustrado de su carrera-, será presentado este viernes.

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'Soy consciente de que a todo el mundo no le parecerá una decisión correcta. Pero Van Gaal es un profesional, muy trabajador, muy responsable, y conoce enormemente su trabajo', dijo el presidente en un estudiado discurso (tardó casi quince minutos en citar al técnico por su nombre) en el que estuvo acompañado del ya destituido Carles Rexach. Fue una escena con tintes surrealistas: se anunció la llegada de un entrenador sin su presencia (está afincado en Sitges, pero le aconsejaron que estos días se fuera a Holanda) y, en cambio, estaba en el acto el técnico despedido. Charly, que se va sin haber conseguido ningún título en la temporada y media que ha estado en el banquillo, asumió un triste papel. 'Yo soy un hombre de club', dijo, olvidando que hace dos días, justo antes del partido de Zaragoza, había amenazado con tirar de la manta. Un ex jugador azulgrana que le conoce bien lo retrató ayer: 'Charly no se despide nunca'.

Gaspart se vio obligado a hacer de funambulista para explicar por qué ha apostado por Van Gaal (el año pasado lo intentó con Fabio Capello y Arsène Wegner) y no por otro candidato (se hablaba ahora de Víctor Fernández, Erickson y Bianchi). No hubo la menor alusión a que es la opción de Van Gaal es, de largo, la más económica para las limitadas arcas del Barça. Todos sus argumentos se basaron en la profesionalidad del holandés, cuyo fichaje ha consternado a buena parte de la afición. 'Van Gaal no viene a ser simpático. Viene a ganar títulos. Y si lo consigue con cariño, mejor. Y hay una mayoría silenciosa que está a favor', se justificó el dirigente azulgrana, acorralado por el ciclo de tres años en blanco, y asumió lo arriesgado de la operación.

La situación de Gaspart es cuando menos delicada: alcanzó la presidencia gracias a unas elecciones convocadas precisamente por la marcha de Núñez y sobre todo por la salida de Van Gaal. Nada de eso contó ayer: 'No hace falta que recuerde sus éxitos deportivos', dijo en alusión a los cuatro títulos que el holandés ganó en sus tres años en el Barça (dos Ligas, una Copa y una Supercopa de Europa). 'Tuvo algún problema con vosotros por su carácter y su forma de ser. Pero he hablado con él y vuelve con ilusión y consciente de la relación que debe mantener con su entorno. Las relaciones serán correctas y como se merecen'.

Su mensaje se centró en los problemas de Van Gaal con la prensa. Pero olvidó las tensas relaciones que el holandés mantuvo con parte de sus jugadores (especialmente, con los que aún tenían aroma a cruyffismo, a los que acabó despidiendo), con sus técnicos (varios de los miembros del equipo de Rexach que le acompañaban en el acto de ayer, entre ellos un holandés, saben que tendrán difícil continuar con Van Gaal), con la grada (las pañoladas eran constantes y desde su salida apenas ha habido una), con la federación española (se negó a jugar una semifinal de Copa) e incluso, haciendo suya la tesis del complot de Núñez, con la presidencia de la Generalitat.

Van Gaal se despidió con un virulento discurso en el que despreció al Barça ('he ganado yo más títulos en seis años en el Ajax que el Barça en 100') y culpó a la cultura, a una forma de vida, del fracaso de su sistema. Hay, sobre todo, una frase suya muy fresca en la memoria: 'No me voy. Me quedo en Sitges. Este país es fantástico. La gente es amable, la comida, el vino, el sol... Aquí se puede vivir, pero no trabajar'. Parecía que la esperara. Gaspart asintió y afirmó: 'Sé que Van Gaal tiene aspectos mejorables. Pero prefiero quedarme con sus cosas buenas, con sus títulos. No hablo de las cosas negativas. Han pasado dos años. Y espero que todo eso quede en una anécdota'.

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