Los amigos de García Hortelano recuerdan su coherencia y bondad

El escritor Juan García Hortelano (Madrid, 1928-1992) recibió ayer, al cumplirse los diez años de su muerte, el homenaje de sus amigos y compañeros de las letras y de la Administración pública, a la que perteneció durante 35 años en el Ministerio de Obras Públicas. Los recuerdos y las anécdotas se sucedieron en las intervenciones para destacar su 'profunda humanidad, su coherencia y bondad y su ética sin fisuras', como afirmó Alberto Oliart.

Los ministerios de Cultura y Fomento organizaron el homenaje a García Hortelano en el palacio de Zurbano, sede del Cedex, el centro de estudios y experimentación de obras públicas, cuya biblioteca lleva el nombre del escritor. Hortelano fue durante cinco años director de publicaciones y secretario del consejo del CEHOPU (Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas y Urbanismo), donde se formó la biblioteca especializada.

La viuda del escritor, María Martín Ampudia, y su hija, Sofía, asistieron al homenaje junto a nombres de la cultura, como Antonio Martínez Sarrión, José María Merino, Juan Eduardo Zúñiga, Lourdes Ortiz, José Ramón Ripoll, Natacha Seseña, Eduardo Chamorro, Francisco Pérez González, Federico Ibáñez, José Esteban; familiares del escritor Juan Benet y del ingeniero José Antonio Fernández Ordóñez, y otros compañeros, como Ignacio González Tascón y 'los virutas', como llamaba Hortelano a los ingenieros que trasladaban en maquetas algunos artefactos técnicos. También acudieron Fernando de Lanzas, director general del Libro, y Manuel L. Martín Antón, director general de Cedex, que presentó el homenaje.

El secretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de Cuenca, leyó un texto enviado por José Manuel Caballero Bonald, que no pudo viajar a Madrid y no quiso faltar al homenaje a quien había compartido con él 'muchas experiencias fraternales, políticas y viajeras'. Destacó su declaración de amor por la palabra y su implacable ironía, 'bondadoso y malicioso a partes desiguales', e invitó a releer su obra.

Aunque algunos de los libros de Juan García Hortelano son inencontrables y otros están agotados, el interés por el escritor se mantiene. Ediciones B reeditó, entre 1999 y 2000, siete títulos (El gran momento de Mary Tribune, Apólogos y milesios, Gramática parda, Gente de Madrid, Muñeca y macho, Nuevas amistades y Los vaqueros en el pozo) y se agotaron rápidamente. La edición se interrumpió brevemente al crear Ediciones B y Santillana el sello de bolsillo Punto de Lectura. En el mismo 2000 la nueva editorial ya sacó Tormenta de verano y Mucho cuento y publicará después del verano, en su prevista colección de poesía, Echarse las pecas a la espalda y La incomprensión del comercio. Punto de Lectura negocia los derechos para reeditar en bolsillo los títulos más esenciales a finales de 2004.

En la mesa presidida por Jesús Posada, ministro de Administraciones Públicas, que era subsecretario de Obras Públicas en los tiempos de Hortelano, se sucedían los testimonios, como los aportados por el ex ministro y escritor Alberto Oliart y la escritora Rosa Regàs, que se centró en las reuniones en Barcelona con Carlos Barral. 'Era un hombre de profundas convicciones, de una ética sin fisuras, un hombre de izquierdas, progresista', afirmó Oliart, tras relacionar a Hortelano con el poeta Ángel González, también funcionario, 'santos bebedores', y con Benet. El funcionario Luis Fernando Crespo se centró en 'los personajes, ambiente y farándula administrativa' que refleja El gran momento de Mary Tribune y contó las veladas compartidas por los dos funcionarios rojos y el ministro general Jorge Vigón.