_
_
_
_
_

Chamberí, el distrito más envejecido

Vecinos y oposición critican la falta de equipamientos básicos en el distrito más pequeño y con la población de más edad

Cuenta un vecino de Chamberí 'de los de toda la vida' que hace muchos años, cuando era niño, solía jugar con sus amigos en un canalillo que abastecía de agua al Canal de Isabel II. Allí, donde ahora se erigen los edificios que bordean la calle de Cea Bermúdez, había sapos y renacuajos que los chiquillos perseguían sin descanso. En lo que ahora es el distrito había también tierras de sembrado y labranza, según recuerda con asombrosa lucidez F. M., de 74 años.

En el mismo piso, de unos 50 metros cuadrados, de la calle de Blasco de Garay donde nació y donde todavía vive, F. M. dice que resistió junto a su familia los embates de la guerra. 'En esa época bajábamos por una hondonada que estaba por Blasco de Garay y salíamos a Guzmán el Bueno, desde donde se podían ver fogonazos a lo lejos', cuenta.

'Ya no es la zona más castiza. Los ancianos nos vamos muriendo y llegan otras personas'
Ha comenzado la segunda rehabilitación de la plaza de Olavide tras la presión vecinal

Pero lo que más se quedó grabado en la memoria de F. M. fueron los descampados y los solares que abundaban en la zona. 'Es que eran otros tiempos', dice. Y con un cierto aire nostálgico añade: 'No podría decir que esto parecía un pueblo, pero recuerdo que estaba sin urbanizar y de repente se llenó de edificios'.

F. M. no se equivoca. A partir de los años cuarenta, según el recuento histórico de la asociación vecinal El Organillo, la demanda de suelo en el centro de la ciudad generó un acelerado proceso de compra y venta de terrenos libres. Tan acelerado que hoy, más de medio siglo después, en Chamberí, según su concejal, Luis Asúa, del PP, no queda suelo para levantar edificaciones, si bien en el Plan General de Ordenación Urbana se establecen algunos espacios, como los talleres del metro en Cuatro Caminos y el Parque Móvil (en la calle de Cea Bermúdez), entre otros, donde en el futuro se construirán viviendas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

'En esta Junta es muy raro conceder una licencia de obras. Al año se firman sólo media docena de licencias para reformas', afirma Asúa. Hace poco, cuenta el edil, quedaron libres dos solares en las calles de Pontevedra y Palafox, pero todavía no se ha decidido cuál será su uso.

El distrito más pequeño de Madrid y el primero en densidad de población no sólo afronta la falta de suelo de la que habla el concejal Asúa como una de sus principales dificultades. F.M. cree que, con el paso de los años, se ha ido perdiendo también aquella tradición según la cual ésta era la zona más castiza de la capital. 'Es que somos ya muy viejos y nos vamos muriendo. Las costumbres van desapareciendo y van llegando otras personas', dice.

Castizo o no, lo cierto es que las estadísticas otorgan a Chamberí el título del distrito más envejecido de la ciudad. De los 149.964 habitantes que posee, según el padrón de 1 de enero pasado, el 20% tiene entre 70 y 100 años. Las cifras también indican que un 9% de la población tiene más de 80 años. Y es en ese segmento donde se esconden, según Diego Cruz, presidente de la asociación El Organillo, auténticos dramas: 'Yo creo que hay gente que lo pasa realmente mal en Chamberí. Hay casos de vecinos que sólo tienen su vivienda en propiedad y una pensión muy barata. Es ahí cuando se ve el problema de la soledad, que es una cosa muy íntima y de la que muchas personas no quieren hablar'.

Para los mayores existen en Chamberí dos centros municipales, una residencia pública, ocho privadas sin fines de lucro y dos privadas. La asociación vecinal cifra en 503 las plazas existentes, y en 1.494, las necesarias.

'Para mí lo más difícil es salir a la calle y no poder moverme con tranquilidad porque no hay ninguna facilidad para los mayores. Mi mujer está enferma y depende de mí, y es difícil andar porque las aceras no nos facilitan el camino', dice F. M., casado desde hace 46 años. 'Ahora no hay nada que me importe más en la vida que cuidar de ella', dice con una sonrisa mientras observa a su mujer con ojos de feliz enamorado.

El concejal socialista Alfredo Marchand asegura que la población en Chamberí no sólo envejece, sino que también desaparece. Y todos, el concejal Asúa, el portavoz de IU, Justo Calcerrada, las asociaciones vecinales y muchos residentes en el sector coinciden en ello. Chamberí se hace viejo. Y cada día más.

Con datos del departamento de estadística del Ayuntamiento, el edil Marchand afirma que en un lapso de más de diez años este distrito ha pasado de tener 173.000 habitantes en 1990 a los casi 150.000 que posee ahora. Pero el hueco que dejan unos lo llenan otros. En este caso, los inmigrantes. Como ejemplo basta decir que en un colegio público de la zona hay clases con 26 alumnos, de los cuales 22 son extranjeros. Y hay al menos tres escuelas en las que más del 50% de los estudiantes son inmigrantes. 'Actualmente asistimos a una masiva incorporación de extranjeros en los barrios de Arapiles y Gaztambide', explica Marchand. 'Pero el PP niega su presencia', añade.

'Nosotros no tratamos a los inmigrantes como un problema, sino como un reto. Y hay muchos programas de integración. De hecho, en un colegio concertado tenemos un 50% de alumnos extranjeros', responde Asúa. 'Hay que reconocer que hemos recuperado habitantes con los inmigrantes', agrega.

Para el PSOE, la pérdida de población en Chamberí se debe a un cúmulo de factores que tienen que ver con la falta de vivienda pública, con la falta de instalaciones municipales y culturales y con la 'creencia equivocada del PP de que todo el que vive en Chamberí es rico'. Esta opinión sobre el PP también la comparte Justo Calcerrada, de IU, quien hace especial énfasis en 'la carencia de equipamientos básicos'.

De las 380 instalaciones deportivas municipales que existen en Madrid, sólo una se ubica en Chamberí. A lo que debe sumarse también el hecho de que sólo existe un centro cultural y que no hay una Casa de la Mujer como la que reclama desde hace tiempo la asociación Nosotras Mismas, otra de las agrupaciones vecinales que se asientan en el distrito.

A estas cuestiones Asúa responde señalando que Chamberí alberga las instalaciones deportivas del estadio de Vallehermoso, que son de la Comunidad de Madrid, pero cuya gestión reclama el Ayuntamiento, y las instalaciones deportivas del Canal de Isabel II, que cuentan con una piscina y una cancha de tenis, también propiedad del Gobierno regional.

En este lugar, el Ejecutivo de Alberto Ruiz-Gallardón pretende ajardinar una zona de 20 hectáreas que paliará en gran medida, según Asúa, el déficit de zonas verdes. 'Yo creo que el ciudadano es ciego ante quién es el dueño de esas instalaciones. Lo importante es que están ahí', aclara. Asúa también promete que las peticiones de la asociación de mujeres serán escuchadas, pues la Junta Municipal, tal como lo ha solicitado la organización Nosotras Mismas, destinará el colegio público Pérez Galdós ( Andrés Mellado, 44), actualmente cerrado, a albergar la tan anhelada Casa de la Mujer.

El concejal también ha cedido a las presiones vecinales de los residentes en los alrededores de la plaza de Olavide, en el barrio de Trafalgar, y ha emprendido su segunda rehabilitación. Los vecinos de esta plaza se quejaban de la reforma hecha en 1999, que no los dejó nada contentos, entre otras cosas porque no se tuvieron en cuenta las propuestas que ellos habían presentado y porque albergaba una zona para perros que se convirtió en un tormento para un grupo de vecinos, según recuerda ahora Felipe Domingo, cabeza visible del movimiento antiárea canina.

Asúa muestra orgulloso los nuevos planos de la plaza y admite que la anterior no funcionó como esperaban y reconoce que la zona para perros se le ha convertido 'en un problema'. 'Tengo sobre mi escritorio más firmas a favor de esta iniciativa que en contra. Y debo admitir que es una decisión muy difícil y que no sé cómo la voy a resolver', señala.

En sus tiempos, dice F.M., era más común ver jugar a los críos en la calle, opinión que comparte el presidente de la asociación El Organillo, Diego Cruz. 'Chamberí es un distrito hostil para los niños. No hay espacio para ellos. Hay pocos sitios para jugar a la pelota', afirma Cruz.

Asúa rechaza el calificativo de 'hostil', pero reconoce que en esta zona de Madrid hay un 'déficit' de áreas verdes que hasta ahora sólo se ha podido solucionar con el programa Chamberí abierto, gracias al cual tramos de calles como Fuencarral se cierran durante varias horas los domingos por la mañana para que puedan jugar los más pequeños.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_