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Los afganos reciben con esperanza la formación de un Gobierno plural

El acuerdo de Alemania dispara en Kabul la cotización del afgani respecto del dólar

Guillermo Altares

La subida del afgani con respecto al dólar fue inmediata y espectacular. La moneda estadounidense cotizaba a primera hora de ayer a 37.000 afganis, pero, nada más llegar las primeras noticias del acuerdo alcanzado en la Conferencia de Bonn sobre el Gobierno provisional de Afganistán, bajó hasta los 33.000 y los cambistas del mercado del dinero de Kabul esperaban que, a lo largo del día, descendiese a los 29.000. 'En cuanto llegaron las buenas noticias desde Alemania, el mercado empezó a llenarse más de lo habitual. Había negocio', dice el negociante Ahmed Karza.

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Como cualquier bolsa del mundo, el mercado del dinero de Kabul, el corazón económico del país, es especialmente sensible a las noticias y, cuando son buenas, saltan chispas. En el último piso de este auténtico centro comercial de divisas, donde se fija el cambio del afgani con respecto a la rupia paquistaní y luego con respecto al dólar, Mohamed Karwa, 39 años, experimentado negociante, escucha atentamente el servicio en lengua dari de la BBC a la espera de las primeras palabras del recién nombrado presidente de Afganistán durante los próximos seis meses, el pastún Hamid Karzai. 'Quiero escucharle, porque creo que será un hombre capaz de mantener la estabilidad en el país', afirma.

Abdul Zabur, de 37 años, también conoce muy bien el mercado y asegura que los negocios van bien desde que se fueron los talibanes de Kabul. Pero para que las cosas sigan así en el futuro, cree que hace falta algo más que la paz y la estabilidad. 'La Conferencia es buena y la gente tiene esperanza. Pero no sé si la subida del afgani podrá mantenerse porque hay demasiados billetes en el país', afirma, mientras muestra uno de los impresionantes fajos de la moneda afgana, que los cambistas suelen trasladar en sacos o cajas hasta los topes. 'El nuevo Gobierno tiene que hacer una política económica de verdad. Este país necesita inversiones extranjeras, de otros países y de organizaciones internacionales. Hay que construir fábricas y dar trabajo a la gente, hacer que Afganistán tenga una verdadera economía'.

Dinero escondido

Mientras en el patio central los cambistas gritan y negocian, Ghalam Hasan, de 35 años, habla tranquilamente por teléfono en su oficina, decorada con un mural de tonos pastel con un paisaje de playa con palmeras, varios calendarios viejos de Arianna -la por ahora desaparecida línea aérea afgana- y un reloj despertador con forma de mezquita y que tiene como alarma el sonido del llamamiento del mulá a la oración.

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Hasan es un especulador y está haciendo que le traigan afganis desde otros puntos del país, donde están más bajos con respecto al dólar, para comprar divisas estadounidenses. Acaban de llegar dos inmensas cajas desde Gozny, una inestable ciudad en manos de tribus pastunes. 'Los viajes son muy peligrosos y tenemos que llevar el dinero escondido. Espero sobre todo que mejore la seguridad. Estoy seguro de que el nuevo Gobierno será capaz de acabar con los 23 años de guerra que hemos sufrido y subirá la economía. En otras provincias de Afganistán en manos de la Alianza, también creo que son optimistas'.

El canciller Gerhard Schröder, en el centro, saluda a Hamed Gailani, del grupo de Peshawar (a la izquierda), y al delegado de la ONU, Lakhdar Brahimi.
El canciller Gerhard Schröder, en el centro, saluda a Hamed Gailani, del grupo de Peshawar (a la izquierda), y al delegado de la ONU, Lakhdar Brahimi.AP

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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