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La Alianza cede la presidencia para controlar el Gobierno

Las facciones afganas aceptan el despliegue de una fuerza internacional de la ONU

La negociación sobre el reparto del poder en Afganistán entraron ayer de lleno en la elección de un presidente para el Gobierno provisional y la distribución de las carteras entre las cuatro facciones reunidas en Bonn. Según el borrador de acuerdo presentado por la ONU, aceptado anoche por todos los delegados, el Gabinete que gobernará durante los próximos seis meses tendrá 29 integrantes, entre ellos un presidente y cinco vicepresidentes, puestos que serán repartidos a partir de hoy.

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Los delegados deberán terminar su trabajo antes del fin de semana porque, entre otras razones, el próximo viernes comienza en Petesberg, escenario de la conferencia, un congreso de dentistas.

Garantizar la seguridad y el desarme de las milicias

La ONU considera imprescindible garantizar la seguridad antes de que comience la transición política y la reconstrucción del país con la ayuda financiera de la comunidad internacional. El trabajo será especialmente difícil en un país donde la mitad de la población masculina lleva un fusil al hombro y donde campan a sus anchas grupos armados incontrolados.

Con el objetivo de despejar el terreno, la ONU ha propuesto a las facciones afganas en Bonn (aceptada ayer, aunque sin especificar su composición) que acepten el despliegue de una fuerza internacional y el desarme de los combatientes que permanecen en la capital y sus alrededores.

La ONU quiere que los afganos se comprometan a retirar todas sus unidades armadas allí donde se desplieguen fuerzas multinacionales, y que colaboren con ellas en las operaciones de desarme voluntario de ex combatientes. El desarme afectará principalmente a los milicianos de la Alianza del Norte, que controla Kabul y buena parte del país. Tras oponerse al envío de soldados extranjeros, la coalición que encabeza Burhanudin Rabbani parece ahora dispuesta a aceptar los planes de la ONU.

El borrador de acuerdo presentado por Naciones Unidas en Bonn también establece que las partes deben comprometerse a no conceder una amnistía a quienes hayan cometido crímenes de guerra o graves violaciones de los derechos humanos. Según un observador europeo de las conversaciones, la Alianza del Norte se niega a aceptar el compromiso, temerosa de que alguno de sus comandantes sea procesado por atrocidades como las cometidas en el motín de Mazar-i-Sharif. Con el objetivo de despejar el terreno, Naciones Unidas ha propuesto a las facciones afganas reunidas en Bonn que acepten el despliegue de una fuerza internacional, así como el desarme de todos los combatientes que permanecen en la capital y sus alrededores. La ONU quiere que los afganos se comprometan a retirar todas sus unidades armadas allí donde se desplieguen fuerzas multinacionales, y que colaboren con ellas en las operaciones de desarme voluntario de ex combatientes. El desarme afectará principalmente a los milicianos de la Alianza del Norte, que controla Kabul y buena parte del país. Tras oponerse al envío de soldados extranjeros a Afganistán, la coalición que encabeza Burhanudin Rabbani parece ahora dispuesta a aceptar los planes de la ONU. El borrador de acuerdo presentado por Naciones Unidas en Bonn también establece que las partes deben comprometerse a no conceder una amnistía a quienes hayan cometido crímenes de guerra o graves violaciones de los derechos humanos. Según un observador europeo de las conversaciones, la Alianza del Norte se niega a aceptar el compromiso, temerosa de que alguno de sus comandantes sea procesado por atrocidades como las cometidas en el motín de Mazar-i-Sharif.

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