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Un botellazo contra el autobús bético y entradas falsificadas

Las cordiales relaciones que mantienen los jugadores y las directivas del Sevilla y el Betis y las peticiones realizadas durante la semana por los presidentes de ambos clubes, Roberto Alés y Manuel Ruiz de Lopera, respectivamente, para que ningún incidente empañara la fiesta futbolística del derby no surtieron efecto del todo.

Un reducido grupo de seguidores radicales del Sevilla aguardaron en las proximidades del estadio Sánchez Pizjuán la llegada del autobús del Betis, que recibió el impacto de una botella en una de las lunas de socorro, justamente en la plaza que ocupaba el delantero argentino Gabriel Omar Amato. Afortunadamente, pese a que el golpe causó un agujero en el cristal, ni Amato ni ningún otro compañero sufrió heridas, según confirmó el delegado bético, Antonio Casado.

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Además de la botella, los hinchas violentos arrojaron todo tipo de objetos contra el autocar, pero ninguno de ellos produjo destrozos.

También a las puertas del estadio, antes de que comenzase el encuentro, se registraron algunos incidentes aislados que hicieron que la policía realizase alguna que otra carga disuasoria contra un reducido grupo de aficionados sevillistas. No obstante, el autobús verdiblanco ya no sufrió ningún ataque a su entrada al recinto.

En lo que sí que se tuvo que emplear a fondo la policía y la propia seguridad del Sevilla fue en controlar a los aficionados de uno y otro equipo que trataron de penetrar en el estadio con entradas falsas. Al menos una veintena fueron retenidos en las taquillas por presentar falsificaciones, lo que originó pequeños tumultos en algunos de los accesos.

Los cerca de 1.000 seguidores del Betis que se desplazaron hasta el Sánchez Pizjuán tampoco tuvieron problemas para llegar a sus localidades, que se hallaban situadas en la grada alta de la zona del Gol Sur.

Ambas aficiones optaron por escoger la agresión verbal como método para tratar de minar la moral de los contrarios. Así, los gritos de 'borrachos' que salían de la zona que ocupan los seguidores más fanáticos del Sevilla, en clara referencia a la ya famosa fiesta de Halloween en la que participó gran parte de la plantilla del Betis, fueron contestados con no menos mordiente por los béticos. Éstos insistieron en la precaria situación económica que atraviesa el Sevilla asegurando que el próximo derby como locales lo tendrán que ver en el estadio de La Cartuja por haber tenido que vender para entonces el Sánchez Pizjuán.

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