'Nunca me ha gustado que me manoseen'
Podría parecer, y lo parece con razón, que Carmen Calvo está en un buen momento. En una fase especialmente fértil; en una etapa en que le llueven los reconocimientos tanto dentro como fuera de España. Pero no. No es así. 'Estoy igual, pueden salir cosas porque trabajo mucho y se me conoce un poco más. Eso de la inspiración no existe', afirma esta artista valenciana de 51 años cuya última producción ocupa estos días los cinco pisos de la galería Luis Adelantado de Valencia. Tras exponer en Nueva York y México, ya tiene concertadas varias exposiciones en Europa y pronto ha de preparar la retrospectiva que el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía le dedicará el próximo año.
'¡Qué miedo me da ver todo junto!', dice sobre este proyecto, mientras observa uno de sus cuadros colgados en la galería. Es un retrato de un matrimonio, una fotografía vieja que encontró en el rastro y sobre la que ha dejado impresa su huella, transformándola. 'Estoy mirando ese retrato y se me ocurre ahora que me recuerda al neorrealismo italiano. Me gusta ser crítica de mis propios cuadros'. ¿Y le gusta lo que hace? 'Ah, no. Nunca me he gustado. Es un tema de psicoanálisis. Mi defecto es que no quiero mucho, lo cual está mal, por un lado'. ¿Y qué hay de eso de que los artista tienen un ego muy elevado...? 'No, no. La normalidad está muy bien. En el Renacimiento estaría limpiando pinceles', responde.
'Es importante para una artista la dimensión hacia fuera, que las obras funcionen en las galerías'
'Hay una interesante generación de artistas, pero habrá que ver cómo les sienta el tiempo'
Si se tratara de una impostura, de una pose, Camen Calvo sería, además de una de las artistas españolas más importantes en la actualidad, una excelente actriz. No parece ser el caso. Un rápido repaso, por ejemplo, a algunas de las entrevistas que ha concedido a lo largo de sus 30 años de trayectoria artística, confirma esa impresión. En todas ellas se destaca su carácter natural y enérgico. El mismo con el que sigue trabajando en el barrio de la calle de Sagunto de Valencia y con el que se implica a favor de diversas iniciativas cívicas, como la plataforma Salvem El Cabanyal..
'Trabajar en Valencia es cómodo. Es una cuestión práctica y de energía. Las energías ya las tengo para cosas más concretas. Cuando era joven ya viví fuera, siete años en París y dos en Madrid. Vivir en Valencia es más fácil, aunque tengas los problemas de una ciudad pequeña, en la que hay mucho barullo'.
Barullo de todo tipo, cultural y político también, claro. Ante lo cual, Carmen Calvo advierte con media sonrisa: 'Nunca me ha gustado que me manoseen. Puede que tenga una imagen... pero soy yo siempre la que elige quién me manosea'.
Hay que salir para enriquecerse, a pesar de que ahora viajar ya no tenga la misma función que antaño en el mundo del arte. 'Acabo de estar unos días en Barcelona y vengo con los pulmones cargados. He visto cosas....'. Entre algunas de la cosas que más le han gustado está el espacio dedicado a Joan Brossa, el artista catalán con el que compartió protagonismo español en la Bienal de Venecia de 1997.
'Es que a mí lo que me encanta es la escenografía. El mundo de la pintura es para mi la escenografía', apunta mientras se inclina hacia una de las mirillas para ver el interior de una gran caja llamada Una jaula para vivir. Es una de las piezas estrella de la exposición de Luis Adelantado. La idea le surgió cuando leyó en 1997 una información sobre una niña siete años que pasó dos semanas de su vida viviendo encerrada en una jaula. Un pretexto para volver sobre uno de sus temas recurrentes: la infancia. En la caja, muñecas que hablan y sollozan, juegos, cajas de golosinas, objetos de todo tipo, y una pequeña jaula. Casi todo comprado en el rastro. Dibujos de trazos infantiles rodean la caja. Las evocaciones son múltiples y la atmósfera embriagadora.
'Yo hablo a trozos. Paco Brines lo cuenta tan bien que le digo: 'díme cómo lo haces'. Y el me dice: 'pero si todo está ahí'. Ahí es la caja y el relato del interior de la misma escrito por el valenciano Francisco Brines, premio nacional de poesía, formará parte del catálogo de la exposición, que tiene un hilo argumental: las víctimas, los verdugos, los observadores, la infancia liberada, los personajes que han crecido.
'Ves, este verano vi a una niña. Ahora es ésta. Era un recortable antiguo, pero le he pintado un cuerpecito. Tiene esa ternura de niña pero también ese punto de mujer, de perversión'. 'Mira. Eso de ahí es un homenaje a mi madre', dice mientras señala una especie de corpiño.
Las fotografías de gente anómina cobran vida de la mano de Carmen Calvo, amante de los oficios artesanos, que aplica sobre ellas pelo de esparto, objetos diversos y sobre todo, pintura, con la que enmascara a sus modelos.
Son variaciones sobre la idea esencial que Carmen Calvo tiene del arte: 'La pintura se compone del retrato, el bodegón y el paisaje, y hoy en día se hace lo mismo. Por mucho vídeo que se haga no se trata más que de otra forma de hacer paisaje. Yo no he hecho vídeo. Me gusta la imagen táctil, el montaje, la escenografía'. 'No sé en qué plano conceptuarme, nunca me ha interesado. Siempre he sido realista'.
Lo que siempre está presente en su trabajo es la escenografía. Fuera de él no participa en otro tipo de escenografías. Desde hace unos años, es muy difícil verla en las presentaciones o actos oficiales junto a ese grupo de artistas que acompañan a la subsecretaria de Promoción Cultural, Consuelo Ciscar, y cuyas obras viajan a salas de diversos países gracias al Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana. 'Soy una monja del estudio. No me niego a nada, pero mi labor está en el estudio,', explica, no sin antes subrayar su respeto por cada uno de los artistas.
'Hay propuestas diferentes. La mía es más de galería. En estos tres últimos años se ha abierto un campo hacia fuera. Es importante para un artista esa dimensión hacia fuera, que las obras vayan funcionando en las galerías'.
¿Y su opinión sobre la reciente Bienal de Valencia? 'Es joven y habrá que ver con el tiempo... Pero, claro, la de Venecia lleva 100 años. Es díficil cualquier comparación'.
La vara de medir es el tiempo, repite. 'Ahora hay una nueva generación de artistas valencianos muy interesante. El panorama no tiene nada que ver con el de hace 20 o 30 años. Pero falta ver cómo les sienta el tiempo, aunque quizás la obra está concebida para interesar dos años. 'Yo soy muy antigua, para mí el tiempo es muy importante'.
¿Y es importante la retrospectiva del Reina Sofía' ¿Constituye la consolidación total? 'Ya expuse en el Guggenheim en los ochenta. Todo juntito es más importante. Pero bueno, en definitiva llegas a la conclusión de que lo que quieres es que te quieran'.