Los vecinos del Raval se organizan contra las mafias de la prostitución

Residentes en el barrio recogen firmas para acabar con la inseguridad

El epicentro del malestar es la plaza de Pieyre de Mandiargues y las calles situadas entre Nou de la Rambla y Sant Pau. Esta zona, tradicional punto neurálgico de la prostitución callejera, sufre cada semana decenas de pequeños conflictos y actos delictivos que han llevado al límite la paciencia de los vecinos.

El clima de tensión se ha agudizado los últimos días, en parte debido al calor, que obliga a dormir con las ventanas abiertas. 'El problema es que hasta las tres aquí no duerme nadie; sólo oyes gritos, peleas y atracos', cuenta Mercè O., vecina 'de toda la vida' de la parte sur d...

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El epicentro del malestar es la plaza de Pieyre de Mandiargues y las calles situadas entre Nou de la Rambla y Sant Pau. Esta zona, tradicional punto neurálgico de la prostitución callejera, sufre cada semana decenas de pequeños conflictos y actos delictivos que han llevado al límite la paciencia de los vecinos.

El clima de tensión se ha agudizado los últimos días, en parte debido al calor, que obliga a dormir con las ventanas abiertas. 'El problema es que hasta las tres aquí no duerme nadie; sólo oyes gritos, peleas y atracos', cuenta Mercè O., vecina 'de toda la vida' de la parte sur del Raval. 'Estas chicas lo han cambiado todo'. 'Antes había las prostitutas de siempre, que no molestaban a nadie ya que cuando conseguían sus clientes se los llevaban a una habitación. (...) Ahora te las encuentras en cualquier escalera, donde lo hacen a la vista de todos'.

Las nuevas prostitutas son en su mayor parte inmigrantes de países de África y de América del Sur. Son muy jóvenes, necesitan mucho dinero y hacen lo que sea necesario para conseguir clientes. 'Cuando pasas por la plaza te tocan, se te ofrecen, y si no les haces caso, alguna llega a arañarte', explica un representante vecinal.

Prostitución 'salvaje'

El presidente de la asociación de vecinos y de la federación de comerciantes del Raval, Enric Sánchez, cree que el conflicto tiene difícil solución, puesto que la prostitución siempre ha existido en el barrio. 'El problema es que estas chicas practican una prostitución salvaje que impide que la gente salga tranquila a la calle'.

Y lo cierto es que ahora no pueden hacerlo. La veintena de prostitutas instaladas en la plaza día y noche y el acecho de los pequeños delincuentes hacen que la gente viva con miedo. 'Le pido al alcalde que mejore esta zona, puesto que mi yerno ya no quiere traer los nietos de visita', se queja una abuela en una de las instancias recogidas por la asociación de vecinos. Hasta ahora han redactado un centenar, aunque en la asociación hay miedo a poner en marcha una campaña de recogida de firmas a gran escala. 'Aquí muchos vecinos han recibido amenazas. Algunos delincuentes te hacen un gesto por la calle indicándote que si no callas te van a rajar el cuello', explica un atemorizado vecino.

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La asociación de vecinos insiste en que la degradación del barrio no es nada nuevo y en que las quejas contra las prostitutas extranjeras no tienen carácter racista. 'Lo que pasa es que aquí nos viene a parar lo peor de la inmigración', afirma un miembro de la asociación de vecinos. Otros residentes en el barrio, sin embargo, no ocultan sus recelos hacia la práctica totalidad de los inmigrantes y vinculan directamente la delincuencia a la llegada de extranjeros.

El gerente del área de Vía Pública del Ayuntamiento, Blas Alascio, aseguró ayer que los técnicos municipales están en contacto 'permanente' con los vecinos para buscar soluciones a los problemas asociados a la prostitución. Para septiembre hay prevista una reunión monográfica sobre este tema entre técnicos, Guardia Urbana y vecinos. Alascio es consciente del problema y lo atribuye a que 'ahora las chicas son mas visibles y hay algunas más que antes'. Sin embargo, cree que 'la situación está controlada' y recuerda que la tensión en el barrio suele crecer en verano, 'cuando la gente hace más vida en la calle'.

El año pasado, vecinos de la calle del Arc del Teatre y otras zonas del Raval ya se movilizaron para acabar con la inseguridad y organizaron patrullas durante varias noches. Esta iniciativa, sin embargo, fue rechazada por las asociaciones vecinales de Ciutat Vella, que se limitaron a manifestarse pacíficamente pidiendo más protección policial en las calles del centro.

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