Lo mejor
In motion es, sin duda, el invento más refrescante de este Grec, un pequeño acontecimiento que da la medida de lo que podrían ser nuestros teatros institucionales si, en vez de estar medidos con la vara de una cultura empingorotada y plúmbea, se dejaran llevar por la curiosidad, la diversión cultural. Explicado puede parecer poco serio porque, al fin y al cabo, In motion consiste en una cena (para quien quiera) al aire libre en uno de los patios del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), amenizada con espectáculos. Conservas, espacio organizador de In motion y donde la modernidad se lleva desde hace ya algunos años con alegría vital, mueve a un público fiel que el pasado jueves llenaba las mesas, las gradas y las sillas desperdigadas en torno al escenario.
Pan y circo. Y, para abrir boca un cabaret dadaísta a cargo de Christian Atanasiu con textos de Hugo Ball, Kurt Schwitters, Ernst Jandl, Helmut Heissenbüttel y Friedhelm Kändler. Un espectáculo de poesía dadá basada en la repetición de una sola palabra o, en el momento cumbre del espectáculo, en un discurso sobre fonética al que Atanasiu va restando progresivamente más y más letras. Desternillante, pero no gratuito.
Después del primer plato, un par de piezas breves. Sílvia Sants Funk, Descontrolada, danza contemporánea, una pieza simpática, bien ejecutada, tal vez no innovadora, pero infinitamente más útil que los ciclos ideados para hacer asequible la danza contemporánea al público normal. Una pieza seguida de un solo, mitad danza (por llamarla de alguna manera), mitad monólogo, interpretada por Tomás Aragay, factoría General Elèctrica, un colectivo con sus más y su menos pero que no defrauda, incluso cuando lo que presentan es apenas un apunte.
El plato fuerte lo sirvió La Carnicería, con After sun, un espectáculo que pudo verse en Sitges y que, como allí, dividió a los espectadores. A un tris se estuvo de que el espectáculo no pudiera acabar, porque la escena en que dos conejos son zarandeados levantó las iras de un sector del público. Patricia Lamas y Juan Loriente, los actores, aguantaron el chaparrón sin inmutarse. Sea como sea, Rodrigo García es uno de los valores más interesantes que han surgido en España en los últimos tiempos. Un creador que, en la próxima temporada, presentará dos espectáculos en el Mercat de les Flors.
Hasta ahora, In motion es lo mejor que ha podido verse en este Grec. Una verdadera pena que dure sólo cuatro días (acaba hoy), cuando es seguro que su éxito podría prolongarse a lo largo de las cinco semanas que dura el festival.
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