Calatrava diseña la ampliación de un museo de arte en EE UU
Santiago Calatrava ha plantado su primera obra en Estados Unidos con la ampliación del Museo de Arte de Milwaukee, un etéreo proyecto a caballo entre la arquitectura y la ingeniería que coronará en los próximos meses con una espectacular cobertura retráctil entre ala de pájaro o aleta de ballena de 60 metros de envergadura. 'Es mi obra más importante', ha dicho. Milwaukee, a orillas del lago Michigan, espera que la obra del arquitecto e ingeniero valenciano lo ponga en el mundo a la par del Sydney de la Ópera o el Bilbao del Guggenheim.
Milwaukee ha vivido la peripecia de la ampliación del museo con una desbordada pasión cívica. El arquitecto ganó a mediados de la pasada década un concurso internacional en competencia con los japoneses Fumihiko Maki y Arata Isozaki. El proyecto inicial estaba presupuestado en 25 millones de dólares (cerca de 5.000 millones de pesetas), que se financiarían, conforme se hace en Estados Unidos, con fondos privados. En nueve meses, empresas, fundaciones y particulares donaron 36 millones (unos 7.000 millones de pesetas) y alentaron una extensión del plan inicial que ha colocado la obra en los 100 millones.
La ampliación del museo antiguo, concebido en 1957 por el finlandés Eero Saarinen y que ya creció otra vez en 1975, consta de una larga galería doble, un salón de actos y la singular recepción que rematará el parasol plegable. Ayer, en lo que se convirtió en una gran fiesta local en torno al museo, se abrió al público la doble galería, con vistas al lago y a la ciudad, una estructura de mármol y cemento blanco que sugiere al visitante el interior de una luminosa y descomunal ballena.
Lo que pondrá a Milwaukee en el mapa es el parasol plegable, con todos los atributos para convertirse en una imagen universal.
