Del honor a la eficacia

El Banco Central Europeo cumplió ayer una de las premisas que justifican su existencia: la independencia. A partir de ahora tiene que demostrar que, además, es eficaz; es decir, que sirve para algo.

El BCE es una institución inspirada en el Bundesbank alemán: absolutamente independiente respecto de la autoridad política. Si necesaria en Alemania, la independencia es aún más importante para regir la moneda única europea y evitar las presiones e intereses a menudo contrapuestos de los países que la forman. En las últimas semanas, por ejemplo, las autoridades españolas, con Rodrigo Rato a ...

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El Banco Central Europeo cumplió ayer una de las premisas que justifican su existencia: la independencia. A partir de ahora tiene que demostrar que, además, es eficaz; es decir, que sirve para algo.

El BCE es una institución inspirada en el Bundesbank alemán: absolutamente independiente respecto de la autoridad política. Si necesaria en Alemania, la independencia es aún más importante para regir la moneda única europea y evitar las presiones e intereses a menudo contrapuestos de los países que la forman. En las últimas semanas, por ejemplo, las autoridades españolas, con Rodrigo Rato a la cabeza, no han dudado en renegar de un recorte de tipos. Exactamente lo contrario de lo que ha hecho Francia, con Laurent Fabius como portaestandarte.

Los 18 miembros del Consejo Ejecutivo del banco, encabezados por el holandés Wim Duisenberg, demostraron ayer que son capaces de cumplir con ese mandato de independencia. Han llevado la contraria a las presiones feroces del mercado y no han hecho caso de los mensajes -seguramente imprudentes- que le hizo llegar la víspera el belga Didier Reynders, cabeza visible de la moneda única como presidente del Eurogrupo.

Probada esa independencia, ahora está por ver la eficacia. De nada sirve una autoridad independiente si toma medidas ineficaces. Los analistas defienden que la bajada de tipos es imprescindible para devolver al mercado la confianza en el crecimiento de la economía europea y que ésa es a su vez la mejor medicina para reforzar el euro. Creen que la economía europea se contagiará con fuerza del parón en Estados Unidos. Por eso anteponen el estímulo al crecimiento frente al control de una inflación superior a lo deseable, pero moderada.

Al llevarles la contraria, el BCE apuesta por confiar en la buena salud a medio plazo de la economía europea. Si ese diagnóstico no se confirma, tendrá que cargar con gran parte de la responsabilidad por no haber sido capaz de tomar las medidas adecuadas en el momento justo. Por el contrario, si el euro se recupera, si las bolsas suben, si el crecimiento no cae más de la cuenta, Wim Duisenberg empezará a tener más crédito del que ahora se le concede.

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