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Más de cien heridos en bombardeos israelíes sobre Gaza y Cisjordania

Más de cien palestinos resultaron ayer heridos por una nueva oleada de bombardeos del Ejército israelí en Gaza y Cisjordania. La agresión, la segunda en menos de una semana, fue ordenada por el primer ministro, el radical Ariel Sharon, como represalia al ataque perpetrado horas antes por palestinos que dispararon dos morteros contra el asentamiento judío de Atsmona, donde fueron heridos una mujer y su bebé de 15 meses, que se encuentra en estado crítico en el hospital de Bersheva.

El ataque de los helicópteros Apache estuvo dirigido, según un portavoz del Ejercito, "solo contra objetivos militares", especialmente acuartelamientos de las fuerzas de seguridad palestinas, centros de reclutamiento y de formación de la denominada Fuerza 17, a la que Israel acusa de estar implicada en los ataques de las últimas semanas. Fuentes palestinas aseguraron, sin embargo, que los bombardeos dañaron viviendas e instalaciones civiles, y volvieron a dañar la residencia del presidente palestino, Yasir Arafat, en Gaza.

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Una vez finalizada la incursión aérea, la artillería y los tanques israelíes continuaron castigando los territorios palestinos de Gaza y las localidades de Ramala, El Bireh y Bitounia, en Cisjordania, lo que provocó cortes prolongados de electricidad y una gran alarma entre la población, que desde hace seis meses y de manera intermitente se ve sometida a ataques aéreos.

"El periodo de la política moderación se ha acabado. En la guerra [hay que actuar] como en la guerra", afirmó el ministro de Comunicaciones, Reuven Rivlin, en unas agresivas declaraciones para justificar el ataque. En otoño de 1999, Rivlin impulsó y justificó desde su escaño otras iniciativas radicales de lucha contra los palestinos, como un proyecto de ley, nunca aprobado, destinado a legalizar la tortura "en caso de necesidad".

Aval de Sharon

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Ayer Rivlin no estaba solo, sus declaraciones fueron avaladas después por Sharon, su compañero del partido Likud, quien afirmó: "Israel no tenía otra opción que la de actuar con determinación y sin tregua". Por su parte, los dirigentes palestinos volvieron anoche, tras los bombardeos, a pedir la protección internacional y el apoyo del mundo árabe para frenar "la agresión continua de Israel".

Esta escalada de violencia ha reforzado la iniciativa de un grupo de parlamentarios laboristas, que al margen de la alianza con el Likud en el Gobierno, han decidido impulsar un proceso de negociación con Yasir Arafat, planteando como primer objetivo el establecimiento de una tregua.

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