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Reportaje:

Medicina preventiva para la crisis en Europa

Crecen las presiones sobre el BCE para que ataje el riesgo de parón económico con un recorte de tipos

El mercado reclama con insistencia un recorte de tipos en la zona euro. Los expertos sostienen que es lo único que devolverá la confianza en la divisa europea porque sería la primera señal de que el Banco Central Europeo se toma en serio el parón en EE UU y adopta medidas para evitar que se traslade a la zona euro. El mercado no cree en los buenos augurios oficiales sobre la economía europea y acusa al BCE de obsesionarse por la inflación y olvidar el crecimiento. Pese al pesimismo, los indicadores de confianza de la Comisión Europea cayeron en marzo menos de lo previsto.

La Comisión Europea reconoce que la zona euro crecerá este año menos del 3,5% que alcanzó en 2000. Sus previsiones de otoño pasado situaban el crecimiento de 2001 en el 3,2%, y en abril serán rebajadas por lo menos hasta el 2,9%. Didier Reynders, presidente del Eurogrupo, el foro informal de los 12 ministros del euro, habla ya de una horquilla de entre el 2,5% y el 3%.

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Pero el mercado cree que las cosas van peor. De nada sirve que el canciller Gerhard Schröder afirme que no tiene motivos para rebajar las previsiones del Gobierno alemán. Apenas cuenta que la economía francesa atraviese un momento histórico. Y, a la vista de la pasividad del BCE, las empresas europeas han perdido la fe y desde mediados de enero han vuelto a apostar por el dólar.

El BCE no ha sabido atajar esa desconfianza creciente. Real o imaginaria, la preocupación ha cambiado el rumbo de todos los indicadores de confianza, aunque de momento no hay pánico. Los más agoreros creen que ese pánico llegará en unos meses, quizá en semanas. Y ven en la caída de la Bolsa y en los ajustes anunciados aquí y allá un mensaje de recesión: cierres en Marks & Spencer, reducción de plantilla en Ericsson, renuncia de Philips a la telefonía móvil, contracción de la publicidad...

El índice de confianza de la Comisión confirma ese cambio de tendencia. En febrero cayó por tercer mes consecutivo al pasar de 102,8 a 102,2, un dato malo pero algo mejor del 102,1 que esperaban los expertos. En España, el índice se mantuvo en 103,3.

La caída del euro es uno de los síntomas más visibles del nerviosismo del mercado. Cuando en diciembre aparecieron las primeras señales de crisis en EE UU, el euro subió desde el suelo de los 0,84 dólares hasta casi 0,96. Pero la caída ha vuelto a ser constante desde mediados de enero hasta llegar esta semana a 0,872 (ayer se recuperó y cambiaba al final de la tarde a 0,8925 por dólar). Los expertos explican esa caída por la resistencia del BCE a reducir los tipos de interés, que contrasta con los tres recortes aprobados por la Reserva Federal para reavivar su economía. 'Las empresas europeas piensan que estar en EE UU les va a dar más dinero a medio y largo plazo porque allí va a seguir habiendo más crecimiento que aquí', explica un ejecutivo empresarial.

Tradicionalmente, los tipos se subían para fortalecer la moneda. 'Pero, por primera vez, los tipos se ven afectados por la expectativa de beneficios y de crecimiento, por la actividad productiva de la economía a largo plazo. Para apreciar el euro tienes que dar la sensación de que se va a crecer más. Y esa perspectiva se está alejando en Europa. Para romper esa sensación deberían bajar los tipos', señala un experto. 'Pero el mandato del BCE es tan cerrado que se preocupa sólo de los precios', añade.

La cita, el 11 de abril

'Hace ya un tiempo que en el BCE se sabe que hay que bajar los tipos, pero el consejo ha creído hasta hora que aún no ha llegado el momento', señala una fuente del BCE. 'En parte para evaluar a fondo los riesgos de inflación derivados de los acuerdos salariales, pero también porque no conocemos todos los efectos derivados del euro débil y el petróleo caro del año pasado y porque, al menos hasta hace un mes, se podía percibir un crecimiento robusto y se pensaba que no había riesgo de parón derivado de la situación en EE UU', añade.

Pero en el seno del BCE crece el número de partidarios de recortar tipos, algo que se espera para la reunión del 11 de abril. 'Algunos ponen menos énfasis en la inflación y más en el riesgo de desaceleración', reconocen estas fuentes. 'Pero el consejo opera por consenso, hasta ahora no ha habido votación en política monetaria y no basta con que haya una mayoría. Hasta que el último no esté convencido no se mueven'.

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