Reportaje:

Pinceladas de gratitud

Una familia de artistas marroquíes dedica una exposición 'al buen trato del pueblo andaluz'

La familia de Addelouahed Charia ha elegido la pintura como mejor vehículo hacia la integración en España. Hace un par de años dejaron Tetuán y se afincaron en Granada para bucear en los orígenes de sus antepasados, también artistas como ellos. Después de varias exposiciones en esa ciudad, se han trasladado hasta Alcaudete (Jaén) para tomar contacto con el paisaje y el mundo olivarero. El resultado ha sido una muestra de 25 cuadros donde, más allá de sus dotes artísticas, aportan una muestra de gratitud hacia el que consideran 'buen trato del pueblo andaluz'.

'Lo único que tenemos es nu...

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La familia de Addelouahed Charia ha elegido la pintura como mejor vehículo hacia la integración en España. Hace un par de años dejaron Tetuán y se afincaron en Granada para bucear en los orígenes de sus antepasados, también artistas como ellos. Después de varias exposiciones en esa ciudad, se han trasladado hasta Alcaudete (Jaén) para tomar contacto con el paisaje y el mundo olivarero. El resultado ha sido una muestra de 25 cuadros donde, más allá de sus dotes artísticas, aportan una muestra de gratitud hacia el que consideran 'buen trato del pueblo andaluz'.

'Lo único que tenemos es nuestra pintura, que queremos compartir con todas las personas que nos han respetado y acogido en Andalucía', asegura Charia, que trabajó hasta su jubilación en la oficina de arquitectura de una compañía eléctrica marroquí. Ahora, con la pensión que le quedó, vive en Granada junto a su mujer, Azziza Sebbah y su hijo Kaisar Isar, de 24 años. Todos se dedican ahora a la pintura, una forma de continuar una vieja tradición de sus antepasados. De hecho, el abuelo de Charia regentó un taller de de carpintería en la Sevilla de Alfonso XIII, desde el que se acometieron varios trabajos de restauración en el Real Alcázar y en otros palacetes y mezquitas de Córdoba y Granada. También el suegro de Charia, profesor de música en el conservatorio de Tetuán, ejerció sobre ellos una gran influencia cultural y, sobre todo, les habló de la belleza de Granada, que solí visitar a menudo para interpretar conciertos de música andalusí en el Generalife.

Por eso no se sienten extraños en su residencia granadina. 'Granada y Marruecos sólo están separadas físicamente, pero muy unidas por el vínculo de la cultura', asegura este pintor, que enmarca sus obras en un estilo impresionista, donde la luz y el color juegan un papel prepoderante. La misma línea siguen las obras de su mujer y de su hijo, que han plasmado en la exposición de Alcaudete algunos elementos representativos de la cultura mediterránea. Después de varias semanas conviviendo con los vecinos de ese municipio de la Sierra Sur que conserva también vestigios de un rico legado árabe, han recreado en algunos de sus cuadros los olivos centenarios y el costumbrismo de las zonas rurales.

'La pintura es un sentimiento interno y muy profundo, y nosotros hemos intentado plasmar todo lo que ha salido de nuestra alma', asegura Charia, que ya piensa en una próxima exposición que dedicarán de modo monográfico al mundo del olivar. Antes tienen una cita con la muestra organizada por Granada Acoge, donde compartirán protagonismo con otros artistas.

El Ayuntamiento de Alcaudete no ha dudado en habilitar la mejor de sus salas, la que lleva el nombre del pintor local Povedano, para la muestra de estos 'artistas del mundo'. Al margen de su valor artístico, la concejala de Cultura, María José Gutiérrez, otorga a esta muestra la importancia de 'romper barreras hacia la integración'. La misma reciprocidad existe entre los artistas marroquíes, que agradecen el trato del pueblo de Alcaudete, con quien pretenden sellar un vínculo cultural que vaya más allá del próximo día 28, que será cuando cierre sus puertas la exposición.

Aunque la familia de Charia nada tenga que ver con el drama de los inmigrantes que se juegan la vida para cruzar el Estrecho, su pintura tampoco oculta una cierta rebeldía hacia un escenario nada alentador. 'En líneas generales haría falta más tolerancia hacia los inmigrantes, que no vienen a quitar el trabajo a nadie, sino que son fuente de prosperidad para muchos pueblos'.

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Addelouahed Charia y su esposa, Azziza Sebbah, junto a uno de sus cuadros.JOSÉ MANUEL PEDROSA

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