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Niza confirma el distanciamiento de Alemania y Francia en la nueva etapa

Pilar Bonet

"La relación de Alemania con Francia es necesaria para impulsar la construcción europea, pero no es suficiente en una Unión Europea ampliada, porque hay otros países con los que debemos trabajar". Este comentario, realizado ayer por medios gubernamentales alemanes, expresaba una realidad obvia en Europa. Sin embargo, también reflejaba el distanciamiento existente entre Berlín y París, que se ha hecho patente durante la reciente cumbre de Niza.

Una frase tan pragmática, pronunciada con tanta naturalidad, hubiera sido algo difícil de concebir hace sólo unos meses en los salones del poder en Berlín, cuando todavía se hacían grandes concesiones retóricas al tándem franco-alemán.El Gobierno alemán está contento de los resultados de Niza y está dispuesto a explotar el papel que ha asumido de defensor máximo de la ampliación. El canciller Gerhard Schröder, que ayer se tomó el día libre para descansar de las maratonianas jornadas de trabajo en Niza y se refugió en su domicilio de Hannover, llamó al jefe del Gobierno polaco, Jerzy Busek, desde Niza para asegurarle que no permitiría que su país tuviera menos votos que España, señalaron los medios gubernamentales. También los dirigentes lituanos habrían llamado a los alemanes para transmitirles su inquietud por los votos que les iban a corresponder.

La fórmula adoptada en la conferencia para tomar decisiones ha conseguido imponer el objetivo de Berlín de desmarcarse de Francia y hacer valer el mayor peso demográfico de Alemania. Formalmente, al mantener ambos países el mismo número de votos en el Consejo, Francia consigue salvar la cara.

Sin embargo, la llamada red de seguridad, que contempla el factor demográfico, asegura el mayor peso de Alemania, que será el único país que podrá tomar decisiones con el apoyo de otros dos grandes. "En la práctica, esta fórmula es como si fuera una doble mayoría y no ofende a nuestro principal socio", señalaron los medios gubernamentales, que reconocieron que la presidencia francesa no había sido fácil. La red de seguridad fue una propuesta alemana. La elaboraron miembros del equipo negociador en Niza, ayudados por expertos en cálculo del Ministerio de Exteriores, a altas horas de la noche del sábado. Francia la aceptó al día siguiente. La nube que enturbia el resultado de Niza han sido las decisiones por mayoría cualificada, que Berlín hubiera querido extender con mayor amplitud.

Los representantes de los distintos partidos alemanes están dejando atrás la retórica al hablar de Francia, y eso es visible no sólo ya en los representantes del Gobierno, sino incluso en los representantes de la oposición democristiana, que no se limitaron ayer a criticar al Ejecutivo de su propio país. El presidente del grupo parlamentario de la CDU-CSU, Friedrich Merz, y su vicepresidente, Michael Glos, consideraron que Niza ha tenido unos resultados parciales, ya que no ha resuelto completamente la posibilidad de poner en práctica la ampliación de la UE, y se puede hablar de "residuos" de Niza. Por su parte, la presidenta de la CDU, Angela Merkel, consideró que el éxito de Niza había sido limitado, pero elogió al Gobierno por su capacidad de compromiso.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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