Venecia tendrá otro Guggenheim mientras se estanca la reconstrucción de la Fenice
La ciudad pretende crear un laboratorio cultural capaz de aunar pasado y futuro
Venecia no quiere ser una ciudad embalsamada. Consciente del peso que el pasado tiene sobre una de las ciudades más visitadas del mundo (una media de 30.000 personas diarias) y de las dificultades de conservación que supone el estar cimentada sobre el agua, los representantes institucionales y el mecenazgo privado se han unido para crear un laboratorio cultural capaz de encontrar una fórmula que una el pasado con el futuro. Lanzados a la aventura de abrir una nueva sede Guggenheim en el palacio de la Dogana, no encuentran la manera de reconstruir el teatro de la Fenice, incendiado en 1996.