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ELECCIONES 2000

Una acción que quita el sueño

Theresa LePore no duerme desde hace cuatro días. Demócrata de toda la vida, la jefe de la junta electoral de Palm Beach tiene los ojos del mundo sobre ella y sobre sus espaldas la responsabilidad de haber aprobado la confusa papeleta mariposa, en contra de las normas legales del Estado de Florida. Miles de manifestantes gritan a su puerta. Miles de faxes y llamadas colapsan las líneas telefónicas. Pero a estas alturas no hay nada que pueda hacer para enmendar la plana que le puede costar a su partido la presidencia.La propia mañana de las elecciones, el pasado martes, se empezó a dar cuenta de que algo andaba mal. A mediodía empezaron a lloverle quejas de que la papeleta no se entendía. Pronto emitió un advertencia escrita que circuló por toda la circunscripción para que los votantes analizaran detenidamente el orden de los círculos de perforación y el de los candidatos. En algunos colegios se detuvo incluso la votación. Eran ya las cinco de la tarde y más de 200.000 personas habían depositado su sufragio en las urnas. Esa circular y la que le mandó días antes su jefe en Tallahassee, la capital del Estado, informándola del modelo legal de papeleta -que ella no utilizó- son la base de las ocho demandas que tienen en suspenso los resultados de las elecciones presidenciales.

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Ocho demandas piden la anulación de los resultados en dos condados de Florida
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