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Mujeres juristas piden un tribunal mundial contra la violencia sexista

Violación

El congreso de la Federación Internacional de Mujeres de Carreras Jurídicas (FIFCJ), que hoy se clausura en Toledo, reclamó ayer en sus conclusiones que se ponga en marcha un Tribunal Penal Internacional que pueda castigar los delitos contra las mujeres."Ese tribunal no se ha plasmado aún porque países como EE UU, Sudán o Arabia Saudí no lo ratifican", dice Teresa Féria, presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas de Portugal y experta de la FIFCJ en el tema. "Pero internacionalmente se ha conseguido que haya consenso para que el tribunal tenga una composición paritaria de hombres y mujeres y, sobre todo, para que sean considerados como crímenes contra la humanidad los delitos que sufren las mujeres, como la violación o la esclavitud sexual".

La juez Navanethem Pillay, surafricana de origen indio, fue nombrada magistrada del Supremo por Mandela, y preside el Tribunal Penal Internacional para Ruanda, creado en 1994 y que se ocupa del genocidio perpetrado en ese país africano por el Gobierno y los paramilitares hutus contra los tutsis.

"Por vez primera en la historia", dice, "hemos definido la violencia sexual como crimen de guerra. En Ruanda tenemos 42 acusados, gente clave en el anterior régimen, que perpetró en tres meses 800.000 asesinatos. Pero la violencia contra las mujeres nos ha planteado problemas: las víctimas no hablaban ante los informadores judiciales, porque eran hombres y blancos. Ahora sabemos de atrocidades como obligar a los bebés a mamar de los pechos rebanados de las madres o del ensartamiento de mujeres con lanzas en la vagina".

Pillay denuncia que "internacionalmente falta unanimidad en definir lo que es violación y en muchos países se piensa en penetración por un pene". "Nuestra propuesta es que se considere violencia sexual cualquier acto de naturaleza sexual cometido en circunstancias en las que la persona afectada se vea coaccionada". Pillay está "esperanzada" en que se llegue a un tribunal internacional que defienda a las mujeres, pero matiza que "por ahora sólo ha sido ratificado por 15 países" (España entre ellos). La FIFCJ apuesta por ese instrumento jurídico internacional. "Es evidente que tenemos que ir a la construcción de un auténtico derecho internacional, porque las leyes de un solo país, como sucede con el problema de la droga, no resuelven la situación de las mujeres", dice Lucía Ruano, de la comisión organizadora del congreso. "Hay que ser muy claras en la defensa de los derechos humanos como valor universal. En el Tercer Mundo se esgrime a veces la defensa de las tradiciones, con el propósito de no afrontar realmente la discriminación jurídica de las mujeres o incluso prácticas como la ablación de clítoris: ante eso hay que preguntar, simplemente, si se está o no a favor de los derechos humanos".

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