Los restos de un enorme palacio maya ven la luz en Guatemala
Arqueólogos de EE UU y Guatemala han descubierto, en la selva guatemalteca de Petén, los restos de un gran palacio, con más de 170 habitaciones, que pudo haber acogido hace 1.200 años el mayor centro de comercio del mundo maya. El hallazgo, anunciado ayer y por la National Geographic Society de Washington, obligará a revisar buena parte de lo que se conoce sobre el imperio maya, cuyo progreso se atribuía hasta ahora a la religión y a la guerra. El palacio, descubierto en la antigua ciudad de Cancuén, demuestra que existió un floreciente comercio de jade y piedras preciosas, ornamentos y minerales, y no muestra señales de guerras o murallas defensivas. Arthur Demarest, arqueólogo de la Universidad de Vanderbilt, quien ha dirigido las excavaciones, y Tomás Barrientos, de la Universidad del Valle, en Guatemala, que ha cooperado en ellas, lo consideran "una de las mayores y más elaboradas residencias de los reyes mayas". Los mayas comenzaron su existencia como civilización hace aproximadamente 2.500 años, pero no fue hasta el primer milenio después de Cristo cuando su cultura alcanzó el máximo esplendor. El palacio hallado en Cancuén, que significa en maya "lugar de serpientes", parece haber jugado en el siglo VIII el papel de centro comercial de la cultura maya. Con 170 habitaciones y 11 terrazas dispuestas en tres pisos, el palacio parece haber servido, además, de residencia para ricos comerciantes y otros reyes del imperio que acudieran allí para realizar sus transacciones. "Este lugar cambia buena parte de la perspectiva del mundo maya", afirma Demarest, quien ha comparado la importancia del palacio con el localizado en Tikal, cuya acrópolis está considerada como una de las más importantes en la cultura maya.
