CLASE MEDIA POP
En busca del mogollónGuillem Martínez
- La música del azahar. Cortadete en Benicàssim, Costa del Azahar. Repaso de la prensa local. Costa del Azahar, últimas tendencias: a) "Los Aznar serán declarados hijos adoptivos de Oropesa por el Ayuntamiento" -a partir de ahora, cuando hablen con un nativo de Oropesa, tendrán que anteceder en todas las frases las palabras papi o mami-; b) "Unos curas paralizan un concierto de música sacra en la catedral de Segorbe por entender que la obra interpretada incitaba al aborto" -una de dos, o los músicos desafinaban a lo bestia, o les dio por tocar La bomba-; c) "Perelló quiere talar el ficus del Plà para acabar con los pájaros" -ignoro lo que significa esta noticia; la transcribo porque parece un jaiku japonés-, y -tachán-tachán- prosigue con éxito el Festival Internacional de Benicàssim. Uno de los festivales mejor calculados de la Península. Más de 20.000 personas. Si se suman a los 7.000 habitantes de Benicàssim y a los, glups, más de 200.000 veraneantes de clase media que acuden cada año a Benicàssim, configuran un bonito mogollón. Voy para allá, a ver si quepo. Por si acaso, la noche de antes no ceno. Reduzco, guau, medio centímeto. - El r'n'r como una parte de la realidad. La cosa va de música indie. Algo muy apropiado para la zona. Unos kilómetros más al norte, en el siguiente pueblo, Oropesa, veranea Aznar, que en su día también fue indie. O, al menos, en sus cartas y artículos a la prensa se autodefinía como (falangista) indie. Lo cual puede indicar que lo indie es una fase de la clase media. Uno en su juventud le da a lo indie y luego, cuando, como todo el mundo, se echa novia, sienta cabeza y se hace presi de Gobierno, pues se hace centrista. La clase media tiene esta movilidad. Más parecidos entre lo indie y la clase media. Los chicos y chicas indies tienen BUP, ESO, o como se llame el bachiller esta mañana a primera hora. Viajan en pareja. Están bien alimentados, han aprendido inglés en Inglaterra y mantienen unas tendencias de moda uniforme. Como la clase media, que este año lleva sostenes de tiras transparentes a gogó. Y aquí, inciso: los sostenes con tiras transparentes. Ignoro para qué sirven. Supongo que para que nadie se fije. Paradoja: una amiga me decía el otro día al respecto: "Pero si no quieres que nadie se fije, ¿para qué llevas sostenes?". Ni idea. La clase media es una paradoja non-stop. Fin del inciso. Bueno. Me voy a ver indies. Los accesos del festival están colapsados de personas que van al festival. El camino que va desde el cámping de tiendas de campaña adosadas donde duermen las parejas indies está, a su vez, repleto de chicos y chicas no-indies que intentan ganarse su primer millón de dólares vendiendo cervezas. Una chica punki me ofrece pastelitos de costo, colega, a 20 duros. No pertenece a la clase media. Ni a la del rock ni a la otra. Si Aznar hubiera pertenecido a esa clase, ahora iría por la vida también vendiendo pastelitos de costo falangista. La clase media es movilidad, etcétera. Entro al recinto. Meditación: el r'n'r se parece bastante a la vida. Si no pagas no entras. Además, el recinto está rodeado de una doble alambrada. Como Ceuta.
- La clase media del pop. Las chicas van con pantalones y biquini, enseñando el ombligo. Eso me permite detectar 3.456 tipos diferentes de ombligo. El que me tira más es, como ya habrán supuesto, el 2.789. Por el recinto van los usuarios indies de escenario en escenario. Se saben las canciones de memoria, se conocen los grupos y en casa tienen un equipo de sonido de película. Eso invita a pensar que estas 20.000 personas no han venido aquí a ver o escuchar nada nuevo. Posiblemente han venido a verse a ellos mismos. La juventud a lo bestia tiene eso. Nunca te cansas de verte a ti mismo. Las 20.000 personas que han venido a verse se ven a sí mismas comiendo bocatas, comprando ropa o haciéndose un tatuaje. La sensación de ser observado es latente. Las personas que se hacen un tatuaje ponen cara de otra cosa. Cuando hace un tiempo yo me hice un tatuaje, como no había nadie en la sala, no pude evitar modular la cara de esto-duele-mamá. La clase media es, posiblemente, sentirte observado. Incluso cuando te hacen pupa. Mañana lo consultaré con un amigo médico.
- El centro. Ojeo el concierto de Oasis. Es emocionante escuchar a 20.000 personas cantando la misma canción, si bien cuando cantan juntos 20.000 personas la cosa resulta emocionante incluso si cantan La cucaracha. Me voy a cenar algo, que mis tripitas también se han agregado al coro. Cuando salgo al exterior le pregunto a un número de la Guardia Civil cómo se va al centro de Benicàssim. "¿Centro? Aquí no hay centro, joven". Se trata de una buena definición de cierto urbanismo costero, si bien llega a decir esa frase en Oropesa y se le cae el pelo. Bueno. Benicàssim, 7.000 habitantes, 20.000 indies, 200.000 turistas independientes. Me voy a verles. Se lo cuento mañana.