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EXPLOSIÓN MORTAL EN BILBAO

29 terroristas, muertos cuando manipulaban explosivos

Un total de 29 miembros de ETA han muerto al hacer explosión las bombas que manipulaban, si se confirma, como todo parece indicar, la pertenencia a la banda terrorista de las cuatro personas que fallecieron anoche en la explosión de un coche en Bilbao. Además, dos activistas de los Comandos Autónomos Anticapitalistas -Javier Sanmartín y José Luis Seguro Mayoz-, y otro de la organización francesa Iparretarrak, Cristophe Istake, también perdieron la vida cuando manipulaban bombas. Varios terroristas más también resultaron heridos mientras manipulaban explosivos.Las primeras muertes de la banda en estas circunstancias se produjeron el 6 de abril de 1969 cuando los miembros de ETA Joaquín Artajo Barrios y Alberto Azurmendi Arana fallecieron de forma accidental al explotarle la bomba que estaban preparando para ser utilizada en un atentado.

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El último caso se produjo el 21 de agosto de 1990, cuando resultó muerto en el aparcamiento de un hipermercado de Oiartzun (Guipúzcoa) el miembro de ETA José María Aranzistroki. A raíz de su muerte se produjo una fuerte polémica en Euskadi debido a que el Ayuntamiento de Usurbil, gobernado por Herri Batasuna, nombró al etarra hijo predilecto del municipio.

De los etarras muertos por sus propias bombas, diez fallecieron en Guipúzcoa, donde también perdieron la vida los dos miembros de los Comandos Autónomos Anticapitalistas; uno en Álava; cuatro en Vizcaya; ocho en Navarra, y dos etarras y el miembro de Iparretarrak en tres localidades francesas.

La explosión que acabó con la vida de los cuatro activistas de ETA no alcanzó a decenas de ciudadanos que se encontraban por las inmediaciones. "El retraso de los cinco minutos de la salida de cocheras nos ha salvado la vida. Ha sido un espectáculo dantesco. Había trozos de carne entremezclados con los amasijos de hierro". Éste es el testimonio de un empleado de la compañía municipal de transportes de Bilbao, Bizkaibus, que regresaba a su casa a la misma hora en la que se produjo el dramático suceso. Una hora después de la explosión, los rostros de los vecinos permanecían desencajados ante una imagen de muerte.

El coche quedó diseccionado por la mitad; los hierros desplazados unos de otros por una distancia aproximada de 50 metros. La explosión pudo tener consecuencias aún más dramáticas. Detrás del coche de los terroristas circulaba un vehículo con tres jóvenes que afortunadamente no sufrieron las consecuencias de la deflagración.

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La onda expansiva, que afectó a algunos vehículos de las inmediaciones, causó escasos daños en los pabellones industriales, viviendas y edificios de oficinas de la zona. Sin embargo, algunos vecinos tuvieron que esperar hasta bien entrada la noche para poder acceder a sus domicilios.

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