"Vivo de encantar con la flauta"
Nunca falta a su cita en Mojácar cada mes de agosto. A sus 44 años el saxo soprano, tenor, flautista y compositor Jorge Pardo se siente más libre que nunca al hacer y tocar música, y esa libertad se acrecienta en el reencuentro anual con la costa. No será raro verlo, a traición y sin previo aviso, tocar en el bar de Tito´s. "Es como una cita sin compromiso en la que lo importante es pasar un buen rato", se excusa. De su vinculación con la tierra almeriense salieron los temas Desde San José a Mojácar y El Sur de su disco Las cigarras son, quizá, sordas (1991).Pregunta. ¿Música de fusión y emparedado cultural pueden ser sinónimos?
Respuesta. No. Sobre toda esa mojigatería que habla de conservar la pureza hay que decir que la cultura es siempre fusión: gente que se junta y habla de sus cosas y tocan en común, lo que cada uno sabe. Es inevitable que los músicos coincidamos en espacios.
P. ¿Tiene el jazz una estación del año más propicia para ser escuchado?
R. No. Está en la vida de los músicos y no hay estaciones para eso. En verano es más al aire libre, en terrazas y chiringuitos. Los clubes son más en invierno. Nos gustan las dos cosas.
P. ¿Los nuevos flamencos serán viejos algún día?
R. Hombre, sin duda ninguna. Todo lo nuevo será más viejo. Pero el arte nunca pierde ese don de juventud.
P. ¿Por qué Las cigarras son, quizá, sordas?
R. El título de ese disco viene de un poema de los beduinos del desierto. Vienen a significar que las cosas son precisamente relativas. La cigarra canta tan fuerte porque no se oye a sí misma o porque se oye y se gusta, quién sabe...
P. ¿Ha encantado a alguien con su flauta alguna vez?
R. De eso vivo.
P. ¿Asegura que cada recital suyo es un encantamiento?
R. Siempre hay una gran carga de insatisfacción, pero también hay que vivir el momento como es. La música es algo que sucede en el momento, es algo irrepetible y ese hecho ya la hace grande en sí misma.
