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Namibia, 10 años independiente.

Cuando en el último tercio del siglo XIX, los europeos se repartieron el continente africano, España, la más próxima, fue también la última en fijarse en el continente vecino. Hoy la presión migratoria del África negra ha llegado a nuestras costas, advirtiéndonos de que el futuro de África es una cuestión que nos concierne muy directamente. Sólo contribuyendo al desarrollo de estos pueblos cabe frenar las oleadas migratorias. Ganamos exportando capital y tecnología, a la vez que con ello se benefician unos pueblos que están dando los primeros pasos en el arduo camino de formar naciones a partir de unos Estados que han alcanzado recientemente la independencia. El más joven, celebra sus primeros diez años, y tal vez el más artificial sea Namibia, y no sólo por reproducir, como tantos otros, las fronteras coloniales sin tener en consideración los pueblos establecidos. Sus condiciones geográficas, una sabana seca entre el desierto de la costa occidental y el de la parte oriental, hicieron que fuera siempre escasísima la población. Hoy Namibia no pasa de 1.700.000 habitantes, lo que significa haber triplicado su población desde 1967. Hasta el nombre del país, que data de 1968, es una invención del Swapo (South West African People Organization), el movimiento nacional de liberación que gobierna desde la independencia, para sustituir al originario, de África Suroccidental, entre 1884 y 1915, colonia alemana, y luego mandato de la Sociedad de Naciones, y a partir de 1949 de Naciones Unidas, bajo administración surafricana.Namibia ha surgido en la segunda mitad del siglo XX como una dependencia surafricana y, junto con la impronta alemana, es la huella surafricana la que marca al país, con unos 90.000 bóers, que controlan el comercio y los negocios. El apartheid pertenece al pasado, pero la población que forman los blancos, alemanes y bóers, los mestizos, los negros de distintas etnias, la mayor y políticamente dominante, la de los ovambos, conviven separadas sin mezclarse.

Y aquí reside uno de los problemas capitales para el ulterior desarrollo del país. No parece posible una integración social, sino que la dominación de un grupo étnico viene sustituido por otro. En el pasado fueron los blancos los que dominaron por completo. Hoy una minoría negra de ovambos controla la política, gobierno y administración, mientras que la vida económica sigue en manos de los blancos, principalmente de los bóers. Y junto a este grupo dominante de poco más de 200.000 personas, una inmensa masa de millón y medio de negros pobres de diferentes etnias, sin trabajo ni posibilidad de obtenerlo. El paro masivo es el gran problema y lo seguirá siendo en lo sucesivo. Sólo se amortigua por la enorme solidaridad interfamiliar, uno que trabaje alimenta a varias familias, por el pago de una pensión de unas 6.000 pesetas mensuales a los mayores de 60 años y por la enorme mortalidad: más del 30% de la población está infectada de sida. El cinismo de algunos sectores blancos que confían en que la epidemia sea el mejor modo de contener el crecimiento demográfico se equivoca por completo: se pierde la población educada, haciendo inútiles unos esfuerzos que son decisivos para el desarrollo.

España -habría que decir Galicia- está presente en Namibia por sus inversiones pesqueras, tanto en barcos como en factorías de preparación y congelación. Las cotas pesqueras están en relación con la mano de obra que se ocupe y las factorías españolas -Pescanova, Pescapuerta, Pezcarina-, con una inversión de 10.000 millones de pesetas, ofrecen 6.000 puestos de trabajo. A largo plazo, el problema consiste en que se explotan bienes perecederos -los caladeros de merluza son excelentes, pero hay que saber tratarlos- y las factorías necesitan mucha agua en un país en el que es un bien escasísimo. Pero a la larga la productividad exige disminuir los puestos de trabajo, por bajos que sean los salarios, y sustituirlos por tecnología más moderna, y esto, precisamente, es lo que se castiga en Namibia. Problemas todos que pueden solucionarse si la colaboración hispano-namibia sigue funcionando como hasta ahora.

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