_
_
_
_
_

La policía del Ulster reconoce que los radicales unionistas están fuera de control

Isabel Ferrer

El Ejército británico patrulla por las calles de Belfast, después de dos años de ausencia, tras la calma ganada en el acuerdo del Viernes Santo. El despliegue se produce tras cinco días de violentos enfrentamientos entre radicales unionistas y la policía del Ulster, que suma 30 agentes heridos. Las fuerzas de seguridad consideran que la situación está fuera de control y que el desfile de la Orden de Orange este domingo en Portadown puede actuar de mecha en una situación explosiva, igual que la prohibición, ayer, del paso de una segunda marcha protestante por un barrio católico en el sur de Belfast.

El empeño de la Orden de Orange de convertir esta prohibición en una prueba de fuerza con la Comisión de Desfiles, encargada de aprobar los recorridos de las marchas unionistas, esconde, a juicio de los analistas locales, la existencia de una lucha por el poder en el seno del movimiento unionista y en el que los radicales podrían estar ganando terreno. Los orangistas se alinean con aquellos que rechazan los acuerdos de paz firmados con los católicos.Tras cinco días de graves enfrentamientos en las calles de Belfast y en otros puntos de Irlanda del Norte, con 43 detenidos, se podría pensar que se trata sólo de un asunto de orden público: jóvenes radicales unionistas aprovechando la caída de la noche para atacar a los agentes de la policía del Ulster, que, paradójicamente, se halla compuesta en su mayoría por miembros de la comunidad protestante. Pero, observada con más detenimiento, la obstinación de la Orden de Orange en desfilar por lo que se denomina el camino de la reina -es decir, el barrio católico de Garvaghy Road, en Portadown- oculta el rechazo a los acuerdos de paz y a uno de sus artífices, el líder unionista David Trimble.

Ronnie Flanagan, comisario jefe del Royal Ulster Constabulary (RUC, la policía norirlandesa), ha advertido de la posibilidad de atentados unionistas contra sus hombres. Y ésta es una de las razones esgrimidas para justificar el actual despliegue de soldados británicos. El general Mike Jackson, antiguo jefe de las fuerzas británicas en Kosovo y ahora su comandante en jefe en el Reino Unido, ha sido rotundo: en los tres días ha habido más disturbios en Irlanda del Norte que en todo 1999.

Lo que en principio fue una mera protesta, reducida al perímetro de la iglesia de Drumcree de donde partirá el domingo el desfile orangista, se ha extendido ahora a toda la provincia.

Los soldados han reforzado la barricada levantada en Portadown con decenas de contenedores rellenos de cemento y coronados de alambre de espino. El muro fue erigido en la carretera que comunica la colina de Drumcree, en las afueras de Portadown (sur del Ulster), con la calle de Garvaghy.

"El problema es que la Orden de Orange ha llamado a los suyos a la acción y ahora no sabe cómo controlarlos; es hora de que exijan su retirada", dijo ayer Trevor Morrow, jefe de la Iglesia presbiteriana, la mayor de Irlanda del Norte. Otro líder religioso, Robin Eames, cabeza de la Iglesia protestante, pidió mesura, porque teme "que haya muertos".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Otra figura bien distinta ha expresado también su deseo de evitar incidentes, algo que ha levantado sospechas tanto entre la policía como en la comunidad católica de Portadown. Se trata de Johnny Perro Loco Adair, uno de los terroristas unionistas más temidos y que salió de prisión gracias a los acuerdos de paz. Pese a ese indulto apoyará el domingo la causa orangista con 50 de sus seguidores. La policía supone que Adair acudirá a la explanada de la iglesia con el violento tirón radical que ello podría originar.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_