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CIRUGÍA El cáncer de colon puede operarse con laparoscopia sin riesgo

La laparoscopia para operar tumores de colon no plantea ningún riesgo añadido respecto a la cirugía convencional, contra lo que se creía. Así se plantea en un estudio presentado en la Semana de Enfermedades Digestivas, celebrada en San Diego (Estados Unidos), por el médico Antoni Castells. El estudio, desarrollado en el hospital Clínico de Barcelona y reforzado con técnicas para la detección de células cancerígenas circulantes en sangre, realza una tendencia común en otras patologías: la cirugía laparoscópica ofrece mejores prestaciones al paciente que la cirugía abierta.

Las dudas acerca de la idoneidad de este tipo de cirugía en el cáncer de colon arrancan hace una década. Muchas fueron las voces que entonces alertaron sobre el riesgo que esta práctica podía suponer para la extensión de la enfermedad. Según se vio en diversos estudios, la introducción de trócares en el abdomen, necesarios para introducir el aparataje quirúrgico, junto con los gases que se precisan para distender la zona abdominal, incrementaban de forma notable las posibilidades de diseminar el tumor y causar metástasis; unas posibilidades ya de por sí notables por las dificultades de manipulación del tumor.Las mejoras constantes en la técnica y en el utillaje empleado, sin embargo, llevaron a diversos centros en todo el mundo a iniciar estudios de carácter comparativo ante la sospecha de que con la laparoscopia también había se aumentado la seguridad. "Hoy se acepta", señala Castells, gastroenterólogo del servicio de Enfermedades Digestivas del hospital Clínico de Barcelona, "que las intervenciones se realizaban en pacientes con enfermedad avanzada y con unas precarias precauciones técnicas". Uno de esos estudios, iniciado seis años atrás, es el desarrollado en el mismo hospital bajo la coordinación de Antonio Lacy, responsable del servicio de cirugía.

Tras la evaluación de unos 250 pacientes, todos ellos diagnosticados de cáncer de colon, sin ningún tipo de tratamiento previo y sin metástasis asociadas, los resultados preliminares (los definitivos se conocerán a finales de año) muestran que no hay diferencias significativas sea cual sea la técnica quirúrgica empleada.

Los resultados se han obtenido, parcialmente, gracias al uso de técnicas moleculares. En concreto, según el trabajo presentado por Castells en San Diego, gracias al desarrollo de una sofisticada metodología que permite detectar la presencia de células cancerígenas de origen intestinal circulantes en sangre. La técnica, de "alta sensibilidad", explica Castells, permite detectar la presencia de una célula cancerígena entre 10 millones de células sanguíneas.

Indicador de riesgo

La presencia de células cancerígenas en sangre no implica siempre que vaya a desarrollarse un tumor a distancia, pero suele considerarse un buen indicador de riesgo. "Los mecanismos de metástasis son muy ineficaces", razona Castells. "Se precisan muchas células para que una ancle en un tejido lejano y genere un nuevo tumor". El problema, añade, es que hasta la fecha no había métodos suficientemente fiables para alertar de su presencia y tomar medidas preventivas.

Esta técnica es la que se ha empleado para determinar la seguridad de la cirugía laparoscópica frente a la convencional. A partir de una muestra de 50 pacientes extraídos del estudio coordinado por Lacy, Castells analizó la presencia de células cancerígenas circulantes en sangre, y los resultados, afirma, no pueden ser más concluyentes.

Los niveles detectados tras la intervención son idénticos para ambas técnicas, lo que confirma que, en igualdad de condiciones, la opción laparoscópica se presenta como la mejor alternativa: por días de hospitalización (cuatro frente a una semana de media en cirugía convencional), por la mejor y más rápida recuperación del paciente, y por los menores niveles de agresión y estrés que comporta, como se ha demostrado en otros tipos de patología.

Pese a los resultados, Castells considera que deben ampliarse este tipo de estudios comparativos y extenderse a otras enfermedades oncológicas. Por ahora, la laparoscopia se emplea, además de en cáncer de colon, para la extirpación de metástasis hepáticas, en cáncer de páncreas y, aunque ocasionalmente, en tumores gástricos. En ninguno de los ellos existe estudio comparativo que ratifique su idoneidad con respecto a la cirugía convencional.

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