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El chantaje atómico de Kiev a Occidente

Los Gobiernos occidentales han acusado frecuentemente al Ejecutivo de Ucrania de utilizar la central de Chernóbil como moneda de cambio. Y es que Ucrania no mantenía Chernóbil en funcionamiento por necesidades reales de energía (sólo genera el 5% de la energía que se consume en el país), sino que más bien la utilizaba para chantajear a Occidente y obtener los créditos que le habían prometido. El 45% de la energía que consume Ucrania es de origen nuclear, pero el grueso de ésta se genera en las centrales de Zhaparozhe, Nikoláyev, Rovno y Jmelnitski.Los 14.000 millones de pesetas que Clinton prometió ayer a Ucrania, unidos al anuncio del cierre definitivo de Chernóbil, permiten a Ucrania confiar en que Europa también contribuirá con préstamos para compensar a Kiev y permitirle terminar de construir los reactores nucleares en Jmelnitski y Rovno. Proyecto en el que se ha empeñado en todo momento Kiev y que tiene un coste cercano a los 300.000 millones de pesetas.

La promesa de Kiev de clausurar los reactores de Chernóbil data de 1995. Entonces, Ucrania se comprometió a cerrar la central en un plazo de cinco años -concretamente el 1 de enero del año 2000- a cambio de fuertes compensaciones económicas.

Las autoridades han jugado con el dictamen de sus propios expertos que han jurado en todo momento que el reactor número tres de Chernóbil, el único en funcionamiento actualmente, puede aguantar hasta el año 2011, algo que nadie cree en Occidente, especialmente por las múltiples averías que ha sufrido y que lo han mantenido más tiempo parado que en funcionamiento. Durante años, Ucrania ha ignorado la presión occidental y sólo el pasado mes de febrero se le escuchó al presidente comprometerse a cerrar Chernóbil en el año 2000. Ayer, se confirmó.

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