De poco me da algo
Iba hora y media de corrida y sólo se habían lidiado dos toros. De poco me da algo. A los periodistas, lo que nos mata son estos zarpazos que pega la premura del tiempo a las crónicas y a las informaciones; y a lo mejor no por nada relevante, no porque el cosmos haya corregido la ley de la relatividad, sino porque se cae un Pablo Romero.Me iba a dar algo, pero no me dio pues lo estaba viendo por televisión. En realidad, ya me había dado antes, justo el 1 de junio, seguramente por las mismas premuras y parecidas frustraciones. Una bacteria con vocación de úlcera se puso farruca, quiere decir hemodinámica, y le mandó a un servidor a un hospital a que meditara sobre el toreo fuera cacho, los pases con el pico y las caídas de los toros.
La verdad es que llegué con media en las agujas pero los equipos médicos intervinieron con eficacia y en 48 horas ya me habían devuelto a mi estado natural, que es más chulo que un ocho. De manera que pude ver la corrida y comprobar una vez más que los pablorromeros no son lo que eran y los legionarios del toreo tampoco.
Cualquier día a quien le va a dar algo es a la propia fiesta, si sigue por el mismo camino. Y, en fin, ahí estaremos para contarlo.