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Otegi afirma que habría tregua si los nacionalistas pactan una transición

El líder de Euskal Herritarrok (EH), Arnaldo Otegi, aseguró ayer que si todos los partidos nacionalistas vascos diseñan conjuntamente una "transición política" para sustituir el marco jurídico por uno que desborde la legalidad vigente, ETA "sería sensible" y "podría declarar una nueva tregua". Por su parte, el portavoz del PNV, Joseba Egibar, dijo que en la actualidad al PP "lo que más le preocupa es un nuevo alto el fuego por parte de ETA".

Otegi se refirió a un eventual cese de los atentados. El dirigente independentista consideró que si se produjera un acuerdo entre los nacionalistas para superar el marco definido en la Constitución y el Estatuto -cuyo "primer motor y eslabón" sería profundizar en los trabajos de Udalbiltza, precisó Otegi-, ETA "sería totalmente sensible" y "ha demostrado que si existe esa voluntad, podría declarar una nueva tregua e incluso dejar la lucha armada". También subrayó Otegi, en declaraciones a Radio Euskadi, que "no importa tanto si hubo o no pacto entre el PNV, EA y ETA". "Lo que importa", añadió, "es que hubo un diagnóstico político común superador de la apuesta autonomista".Otegi y Egibar coincidieron en una idea tras desvelarse las entrañas de los acuerdos y desacuerdos entre las formaciones nacionalistas moderadas y la dirección etarra: en Euskadi se "ha terminado un ciclo político". Una etapa que comenzó con las conversaciones entre PNV y EA, por un lado, y los terroristas por otro, en julio de 1998, que siguió con la unidad de acción entre abertzales forjada en el Pacto de Lizarra y la tregua de ETA (septiembre de ese año), la formación del Gobierno de Vitoria sin nacionalistas (diciembre), la Asamblea de Electos Municipales vascos (Udalbiltza, en febrero de 1999) y el posterior apoyo parlamentario de EH al Ejecutivo del lehendakari, Juan José Ibarretxe.

Ambos líderes aseguran haber aprendido de los errores cometidos, pero las recetas de Otegi y Egibar para desatascar la situación política que soporta la sociedad vasca no discurren por el mismo camino. Otegi, en una rueda de prensa celebrada en San Sebastián, avanzó: "Ya estamos en otra fase, que se debe cimentar sobre un acuerdo: cómo diseñamos una transición política que sustituya al actual marco autonómico e instale en este país un nuevo marco de democracia nacional para Euskal Herria".

Por su parte, el portavoz peneuvista, en Radio Euskadi, reiteró la apuesta del PNV por buscar la paz, pero negó cualquier propuesta basada en presentar a la sociedad vasca "proyectos evanescentes" y fuera de la realidad. Algo que el PNV ya le dijo a ETA cuando los terroristas propusieron, en el verano de 1999, unas elecciones constituyentes en las comunidades autónomas vasca y navarra y en las tres provincias vascofrancesas. Y Egibar avanzó también por dónde puede ir la estrategia política de su partido en foros como el de Lizarra: el PNV pretende exigir a sus interlocutores de la izquierda independentista "personalidad y autonomía", algo que en todos estos meses EH no ha podido demostrar y que se ha convertido en un imposible una vez que ETA ha vuelto a asesinar, tras dar por finalizada la tregua en diciembre.

Problema de ritmos

Otegi afirmó que en ese proceso por pactar la transición hacia un nuevo marco político, la izquierda abertzale "no va a poner problemas de ritmos" porque "lo fundamental es la dirección de la apuesta política".

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El problema, a juicio de los peneuvistas y de EA, es si EH va a ser capaz de sacudirse la tutela de los terroristas, que son los que advirtieron en sus comunicados previos a la ruptura de la tregua de que "algunos del PNV han querido canalizar un proceso de paz podrido y sin contenido". ETA aludía así en el verano pasado a la ralentización que apreciaba en los dirigentes del PNV y EA en favor de la construcción nacional, demora que se convirtió en "claro bloqueo", según describía ETA en el comunicado con el que dio por finalizado el alto el fuego.

Y en los documentos de estrategia conocidos ahora, ETA advierte a Herri Batasuna de que se vuelve a la etapa de la confrontación, la época de la estrategia Oldartzen (acometiendo), basada en lo que obscenamente se denominó "la socialización del sufrimiento". Y da un paso más: los terroristas abogan expresamente por el abstencionismo frente a la intervención institucional.

Egibar dijo que ETA "hará público próximamente el fin de una etapa", algo que ya se entrevé en los documentos de estrategia política. La intervención del portavoz del partido de Xabier Arzalluz en la radio pública no ahorró censuras a ETA. Más allá de la parcialidad de su versión, Egibar reprochó a los dirigentes etarras haber caído en la trampa tendida por el ministro del Interior, Jaime Mayor. A juicio del dirigente peneuvista, "lo que más preocupó" a Mayor y a José María Aznar "fue precisamente la distensión, la tregua y el alto el fuego". Porque posibilitó el trabajo conjunto entre nacionalistas, recordó. "Y hoy lo que más les preocupa es un nuevo alto el fuego por parte de ETA", subrayó.

En esa misma línea, el portavoz de EA en la Cámara vasca, Carlos Garaikoetxea, apuntó que Aznar prefiere que continúe el conflicto a que se conforme una mayoría nacionalista.

Garaikoetxea indicó que lo que ETA ha pretendido al publicar las actas es "cargar responsabilidades sobre PNV y EA" para justificarse "frente a sus bases, que no están precisamente felices con su vuelta a la violencia".

[Gazte Abertzaleak, juventudes de EA, defiende en una ponencia política que en un hipotético referéndum de independencia no podrían votar miembros de la Guardia Civil, del Ejército y "similares".

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