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El plan municipal de reforma de la Gran Vía renuncia a quitar los carteles cinematográficos

El Ayuntamiento de Madrid ha descartado ya su amenaza de retirar las grandes carteleras pintadas de las fachadas de los cines de la Gran Vía. Ahora, por contra, prevé apostar urbanísticamente por esta arteria mediante un plan que incluirá mejoras de accesos exteriores a las salas, nueva pavimentación, ensanche y arbolado de las aceras. El plan ya está listo. En apenas un mes despega. Antes, un concurso seleccionará la empresa que lo ejecutará, con 500 millones de presupuesto. Así lo explicó Elena Utrilla, concejal de Obras, en una reunión con empresarios de salas de cine celebrada el miércoles.

La reunión fue convocada discretamente por Elena Utrilla y tuvo por escenario la sede de Gerencia Municipal de Urbanismo. Su responsable, Luis Armada, conversó asimismo con los empresarios de cines madrileños, encabezados por su presidente, Primitivo Rodríguez. Este gremio agrupa a los aproximadamente 80 propietarios de 68 locales existentes en la ciudad de Madrid, con 222 pantallas de exhibición, y 44 locales más, con 253 pantallas, en el conjunto de la región.Elena Utrilla dio garantías a los reunidos de que el amago de imponerles la retirada de las carteleras de las fachadas de los cines, esgrimido contra ellos y rechazado por la oposición municipal, ha sido descartado, según revelaron los empresarios a la salida de la reunión. En conversación con EL PAÍS, la concejal de Obras puso el acento en que el Ayuntamiento quiere "potenciar la Gran Vía con un innovador plan urbanístico", al calor del cual justificó su reunión con los empresarios de cines. "Queremos hablar con todas las partes concernidas para que el plan cuente con todos los criterios y nadie pueda decir que no fue escuchado", dijo Utrilla.

Habitantes

Los empresarios de cine señalaron que los hábitos de asistencia de los espectadores madrileños que acuden a salas de la Gran Vía, al igual que las pautas de producción cinematográfica, han variado mucho en los últimos años. Las salas de grandes aforos no se llenan a diario, porque ya no se producen películas que permanezcan en el cartel de una única sala durante meses o años, como sucedía en tiempos de producción más restringida. Al acortarse los plazos de exhibición de las cintas, mantener los grandes aforos -dicen los empresarios- resulta ruinoso por los elevados gastos de mantenimiento, calefacción y refrigeración. Por ello piden autorización para modificar los aforos, fragmentar espacios interiores para convertir las grandes salas en multicines o su eventual transformación en teatros, como es el caso del antiguo cine Lope de Vega. "Con estas soluciones cabe rentabilizar las salas de la Gran Vía", señaló Primitivo Rodríguez.

Por su parte, el equipo municipal de gobierno exige que las salas mantengan su fisonomía arquitectónica, en atención a las pautas de protección urbanística que las amparan. Todo ello, interpretado rígidamente, choca con los intereses de los propietarios que necesitan flexibilidad para perpetuar el negocio del espectáculo, según dicen.

De la reunión con la concejal de Obras salió el compromiso municipal de mejorar los accesos a los cines existentes en la arteria madrileña (Imperial, Palacio de la Prensa, Palacio de la Música, Avenida, Rialto, Capitol, Rex, Gran Vía, Azul y Coliseum). Las aceras de la Gran Vía serán ensanchadas hasta un metro en cada margen a costa de estrechar la anchura de los seis carriles para vehículos, cuyo número se mantendrá; otras novedades serán la plantación de más árboles y la disposición de hitos urbanos de forma que no obstaculicen el tránsito

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