Cunero sin complejos formado en el comunismo
La inclusión de Guillermo Gortázar (Vitoria, 1951) en el número cuatro de la lista del PP por Barcelona levantó ampollas en el propio partido y provocó la renuncia del histórico Manuel Milián. Y es que se daba por sentado que Gortázar, que no tiene ninguna relación con Barcelona, caería de la lista una vez descabalgado de la dirección catalana su gran amigo y valedor Aleix Vidal-Quadras.Es obvio que los que así pensaban se equivocaron. Minusvaloraron el ascendiente que Gortázar, uno de los miembros destacados del clan de Valladolid, y su esposa -la presidenta del CIS, Pilar del Castillo- tienen sobre José María Aznar. Los que no le querían en la lista también erraron al creer que Gortázar no aceptaría presentarse por tercera vez en una circunscripción con la que no tiene ninguna relación. "Estoy encantado con la confianza que me da la dirección nacional del partido, y no parece que el electorado ponga objeciones", afirma con su habitual ironía.
Doctor en Historia Contemporánea, Gortázar conoce como el que más la figura del cunero, que el diccionario define como "candidato a Cortes extraño al distrito y patrocinado por el Gobierno", puesto que tuvo especial relevancia en una de las épocas que más ha estudiado: la Restauración. Siente especial devoción por el hispanista británico Raymond Carr, aunque en su elenco de referentes intelectuales han desfilado muchas personas en el largo camino que lo llevó del ala izquierda del comunismo al ala derecha del liberalismo. Militó en Bandera Roja y el PCE entre 1971 y 1975, y cuando recuperó su compromiso político, en 1990, lo hizo habiéndose empapado de Isaiah Berlin, Karl Popper y Friederich von Hayek. Durante ocho años fue el responsable de formación del PP y hoy dirige una de las organizaciones anticastristas más radicales: la Fundación Hispano-Cubana.
