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Miércoles, 9 de febrero de 2000

Futuro

Steven Weinberg, físico del todo El defensor de la 'teoría final' libra ahora una batalla contra la idea de que la ciencia es fruto de una negociación JAMES GLANZ (NYT) Steven Weinberg es quizá el más respetado defensor de la idea de que la física se acerca a toda velocidad a una teoría del todo, o teoría final una explicación completa de las partículas y fuerzas de la naturaleza que permanecerá para siempre como cimiento de toda la ciencia. Es también un gran escritor cuya prosa puede iluminar, y aguijonear. Su mordaz ensayo sobre los peligros del pensamiento utópico ocupa un lugar destacado en la revista Atlantic Monthly El tercer volumen de su libro Quantum Theory of Fields, una obra de peso sobre la materia y la energía en sus niveles más fundamentales, será pronto publicado por Cambridge University Press. Y recientemente ha recibido el Premio Lewis Thomas, concedido al investigador que mejor personifique al "científico como poeta". Todo esto combina dos de sus principales pasiones: la física teórica, con la que obtuvo el Premio Nobel en 1979, y sus a menudo polémicos escritos sobre cultura, religión, filosofía y, en especial, historia y política de la ciencia. A los 66 años, da pocas señales de reducir el ritmo. Weinberg, que creció en el barrio neoyorquino del Bronx y es ahora catedrático de física y astronomía en la Universidad de Tejas, se muestra impaciente con los intentos por parte de los filósofos de explicar cómo y cuando se elaboran las teorías científicas. Le disgusta cualquier sugerencia de que las verdades de la ciencia podrían ser hasta cierto punto elaboradas artificialmente, y por tanto estar sometidas a cambio dependiendo de las diferentes culturas y las diferentes épocas. En cuanto a la espiritualidad humana, "ni siquiera sé lo que significa", afirma. No encuentra ningún valor redentor en la religión y la considera absurda. La ópera Pero aunque su obra escrita revela en él a un pensador en ocasiones duro que busca las pruebas sin importarle la tradición o el sentimiento, en persona es verdaderamente romántico, y le conmueven profundamente la música y la poesía de una forma que, según el mismo reconoce, la razón nunca podrá justificar o explicar. "Adoro la gran ópera", confesó repentinamente en una entrevista mantenida en su estudio forrado de libros. "No soy capaz de escuchar La Bohème sin derretirme". Disfruta charlando con políticos, artistas, escritores y rancheros, y tiene amigos fuera de la órbita universitaria, en el corazón del Bible Belt o cinturón bíblico . "Aquí hay muy buen humor", afirma, y añade que cuando expone sus puntos de vista acerca de la religión, la reacción común es "Ya empieza el viejo Steve. No hay quien le pare". Weinberg conducía su Camaro rojo hacia el trabajo en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, en Cambridge, Estados Unidos, en 1967, cuando se le ocurrió una idea que cambió la física. Se dio cuenta de que quizá fuese posible utilizar una idea en apariencia paradójica sobre el orden fundamental de la naturaleza, llamada ruptura de simetría, para encontrar la unidad subyacente en dos de las cuatro fuerzas o interacciones fundamentales de la naturaleza. La primera, el electromagnetismo, rige las fuerzas cotidianas de campos eléctricos y magnéticos, y la segunda, denominada fuerza débil, es responsable de la desintegración radiactiva de elementos como el radio o el uranio. Las fuerzas electromagnéticas son miles de veces más potentes que la interacción débil, y son transmitidas por una partícula sin masa, denominada fotón. La interacción débil la transmiten partículas muy pesadas denominadas W y Z. Pero mientras conducía su Camaro, Weinberg vio que las mismas ecuaciones podían describir las dos interacciones si un tipo de energía denominada un campo escalar, impregnaba todo el espacio. En efecto, el campo empujaría suavemente las interacciones en diferentes direcciones, de modo que la simetría subyacente de las ecuaciones se rompería o se escondería. Los físicos están todavía buscando indicios directos de dicho campo -debería producir algo denominado partícula de Higgs- pero han aceptado la idea de Weinberg, ahora denominada teoría electrodébil. El artículo en el que lo explica se convirtió en el más citado en la historia reciente de la física de partículas. "Fue como si de repente se hiciera la luz", afirmó Freeman Dyson, físico del Instituto para Estudios Superiores de Princeton. "Resultó inmediatamente obvio que era genial". En 1979, Abdus Salam, físico de Pakistán, y Sheldon L. Glashow, compañero de clase de Weinberg en el Bronx High School of Science, compartieron el Premio Nobel por el trabajo. El núcleo de la teoría electrodébil inspiró también la teoría aceptada y experimentalmente verificada de la fuerza fuerte, que mantiene unidos los núcleos atómicos, una teoría que incluye todas las fuerzas conocidas excepto la gravedad y es como la Biblia para un físico de partículas. Edward Witten, físico en el Instituto de Estudios Avanzados, describió las innovaciones teóricas básicas de la teoría electrodébil como "las principales lecciones sobre física de partículas elemental del último medio siglo". Aparte de sus muchos artículos de investigación, Weinberg también ha dejado su huella con escritos que incluyen monografías científicas como Gravitation and Cosmology, y The Quantum Theory of Fields, libros populares como Sueños de una teoría final y Los primeros tres minutos: un punto de vista moderno sobre el origen del universo y artículos y ensayos sobre la cultura y ciencia. Él y otros científicos creían en los años ochenta que sería necesario un acelerador de partículas gigantes para descubrir la partícula gigantes para descubrir la partícula Higgs; finalmente, el gobierno de EE UU decidió que se construyese cerca de Waxahachie, Tejas. Pero la enérgica presión de los científicos no pudo con la consternación del Congreso por los retrasos y los elevados costes del Supercolisionador Superconductor (SSC), que ascendían a miles de millones de dólares, y el Congreso abandonó el proyecto en 1993. La batalla Weinberg atribuyó su abandono a un exceso de celo en el recorte de gastos por parte de los demócratas, que acababan de entrar en el poder. Aunque la pérdida del SSC fue un golpe terrible para los físicos de Estados Unidos (muchos creen que el liderazgo en este campo se ha trasladado ahora a Europa), Weinberg tiene recuerdos agradables de la batalla, recordando con especial cariño una aparición en un informativo con el senador Phil Gramm, un conservador republicano de Tejas. "Fue la única vez que Phil Gramm y yo estuvimos en el mismo bando", afirma Weinberg, drásticamente liberal en política. Hoy en día, las principales batallas las libra contra los pensadores y filósofos de la ciencia posmodernistas que mantienen que las teorías científicas no reflejan una realidad objetiva sino negociaciones sociales entre científicos. En su forma más básica, esta filosofía afirma que las teorías de los científicos más persuasivos y políticamente poderosos se convierten en hecho aceptado. Weinberg escribió acerca de uno de los libros sobre la materia, Constructing Quarks [Elaborando los quarks], de Andrew Pickering, que las negociaciones sociales en investigación son similares a la planificación que los escaladores podrían hacer juntos antes de subir al monte Everest. Pero a nadie se le ocurriría escribir un libro titulado Construyendo el Everest; una vez vista la cumbre de la montaña, afirmó Weinberg, la mayoría de las personas aceptaría que, al igual que las partículas elementales que dejan sus rastros en los detectores de partículas, se había demostrado que existía y no había sido construido mediante un pacto social. En general, según afirma, él cree que "la filosofía a medio cocer se ha entrometido a veces en la forma de hacer ciencia". La inutilidad del Universo

JAMES GLANZ (NYT)

FÍSICA Electrónica Los científicos crean espejismos cuánticos con átomos de cobalto

GEORGE JOHNSON (NYT) | Nueva York

La curvatura de la luz al crearse espejismos en la atmósfera o la focalización del sonido en un túnel de los susurros son ejemplos clásicos de proyección basada en mecánica de ondas con una estructura natural o artificial, como una lente. Ahora los físicos van más lejos y crean fenómenos análogos a escala minúscula. Tres investigadores de EEUU explican en el último número de la revista Nature cómo han logrado hacer espejismos cuánticos con un átomo de cobalto. La cuestión es si el efecto producido es la mera proyección del átomo o un átomo fantasma.

ASTROFÍSICA Rayos X Un agujero negro 'frío' en Andrómeda

A.R | Madrid

En el centro de Andrómeda, la galaxia espiral vecina de nuestra Vía Láctea, hay un agujero negro peculiar. No es por su masa (30 millones de veces superior a la del Sol) por lo que ha llamado la atención de los científicos, ya que se conocen agujeros negros mucho más masivos que ése, sino porque la temperatura a su alrededor sólo llega a un millón de grados, muy baja para este tipo de objetos. El telescopio espacial de rayos X Chandra ha obtenido unas impresionantes fotografías del entorno de ese agujero negro, en el que, por alguna razón, está ralentizada la tasa de caída de materia en él.

Circuito científico: La unidad de los científicos Emilio Méndez

Emilio Méndez
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