Una colección edita discos de los clásicos del cine español
Las bandas sonoras de las películas ¡Bienvenido Mr. Marshall! (Berlanga), Balarrasa, Surcos (Nieves Conde), Niebla y sol (Forqué) y La sirena negra (Serrano de Osma) son las obras de Jesús García Leoz seleccionadas para el segundo volumen de la colección Clásicos del Cine Español, que publica la Fundación Autor. Y son sólo una muestra, porque la incansable actividad de este compositor, que murió antes de cumplir los 50 años, en 1953, lo llevó a terminar cerca de un centenar de películas, entre las que también se encuentran la música de Doña Francisquita (Ladislao Vajda), Eugenia de Montijo (López Rubio) o La Lola se va a los puertos (Orduña). El compositor José Nieto, director de la colección, se ha propuesto "rescatar las señas de identidad de los compositores de cine españoles" , con obras compuestas en una época comprendida entre 1941 y 1955. "Me ha sorprendido que se hiciera música tan importante en ese momento", dice.
Lo que presentan estos discos no son arreglos de esos temas, ni una orquestación. "Hemos encontrado casi todas las partituras originales y las hemos grabado sin haber cambiado ni una nota, ni tampoco los instrumentos. Lo único que hemos hecho con estos fragmentos hechos para las películas es ensamblarlos como música de concierto", afirma Nieto. La música está interpretada por la orquesta de Bratislava.
El primer volumen de la colección estuvo dedicado a Juan Quintero, el segundo es el de García Leoz y el tercero, en preparación, será de Manuel Parada, compositor de la música del NoDo. "Si estos compositores hubieran emigrado a Hollywood, podrían haber sido capaces de hacer la música a las grandes películas de la época", afirma Nieto.
García Leoz fue el compositor más intelectual de los tres mencionados. "Estuvo en contacto con Alberti, García Lorca y los intelectuales republicanos, por eso lo pasó mal en una época. Aún así llegó a componer música para unas cien películas. Era capaz de hacer una hora de música al mes, y así una película tras otra. Me da vértigo pensarlo", confiesa Nieto. "Tenía una soltura y una técnica que se lo permitía".
