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GUERRA EN EL CÁUCASO

Sin rastro de los secuestrados

La conquista de Urús Martán, ciudad situada a 31 kilómetros al suroeste de Grozni y sometida en las últimas dos semanas al bombardeo implacable de la artillería y la aviación rusas, es vital para cerrar completa y definitivamente el cerco de la capital chechena, pero también para liberar a buena parte de los más de 1.500 secuestrados que hay en Chechenia.En este feudo de los wahabíes, donde Shamil Basáyev y su lugarteniente Jataf hacen y deshacen a su antojo, se dice que hay piezas tan preciadas como el general Guennadi Shpigun, representante en Chechenia del Ministerio del Interior ruso capturado el pasado marzo en el mismísimo avión desde el que se disponía a volar a Moscú desde Grozni.

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A 5 km de Grozni

Al margen de la batalla de Urús Martán, persiste la esperanza, constantemente defraudada, de que la toma de otras localidades permita la liberación de algunos de los rehenes. Sin embargo, los intentos del teniente coronel de la policía Alexei Grunin de presentar pruebas de ese lucrativo comercio con la carne humana no resultan concluyentes.

En Miekenskaya, por ejemplo, al norte del río Terek, muestra un hoyo de tres metros de hondo y una superficie de tres metros cuadrados, en medio de un huerto lleno de barro, y asegura que es un zulo que encerró a varias personas. "Buscamos aquí", asegura, "porque había cerca un depósito de armas". El antiguo director de una granja colectiva y el ex jefe de la policía de tráfico eran los dirigentes locales del negocio. Huyeron, al parecer, con sus prisioneros cuando se acercaban las tropas rusas.

En Isherskaya, cerca de la frontera con la región de Stavropol, se presenta un escenario parecido: un sótano en el que parece imposible que nadie pueda respirar durante más de media hora y en el que algún desgraciado pasó tal vez meses. Al lado se excava en busca de cadáveres. Supuestamente, este pueblo que hoy tiene sólo la mitad de los 7.000 habitantes que tuvo antes de la guerra, era el primer eslabón de una cadena que hacía pasar a los secuestrados de mano en mano y que tenía a veces su origen en otras repúblicas del Cáucaso norte ruso.

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