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Entrevista:

"Ésta es una época para las fusiones"

Coincidiendo con una estancia de tres días en la Cité de la Musique (Ciudad de la Música), en París, el director de orquesta británico, futuro director musical de la Orquesta Filarmónica de Berlín y apasionado de los instrumentos antiguos, hace balance de su carrera.

Pregunta. Usted acaba de dejar la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham (la CBSO), que dirigía desde 1980. Hasta el 2002 no empezará a trabajar con la Orquesta Filarmónica de Berlín, que acaba de elegirle nuevo director musical. Con su sucesor en la orquesta de Birmingham, el finlandés Sakari Oramo, comparte esta visita de tres días en la Cité de la Musique. ¿Cuál es su estado de ánimo?

Respuesta. Es una pausa, un tiempo de reflexión, de calma en la mitad de mi carrera y de mi vida. Tengo 44 años, y ganas de tomarme tiempo para pensar en lo que ha pasado y en cómo me planteo el futuro. Hemos construido con paciencia una orquesta que hoy es considerada ejemplar. Paso el testigo: tanto para los músicos como para mí va a empezar una nueva aventura. Es excitante. No siento nostalgia porque seguiré en relación con esta orquesta, que para mí es como una familia.

P. Muchos intérpretes se pasan al barroco, si se puede decir así. ¿No tiene miedo al riesgo de banalización que esto puede producir?

R. Tal vez. Pero considero que ésta es una época para las fusiones. Mire lo que ocurre en la música contemporánea: Ligeti puede apropiarse la música africana, el joven compositor Thomás Adés incluye rap en sus composiciones. Encuentro esto muy sano y aceptable. Por mi parte, siempre he sido un apasionado del movimiento barroco. Cuando era muy joven, me encantaba tocar el clavecín. He visto nacer con enorme interés este movimiento de búsqueda y de interpretación. Habría podido ir directamente en esa dirección, pero por aquel entonces elegí otras cosas. Mucho más tarde, cuando empecé a trabajar con la orquesta de L'Age des Lumiéres, tuve la sensación de volver a algo natural. Se lo aseguro, todo esto es muy beneficioso para las formaciones sinfónicas tradicionales que se lo plantean con gran seriedad. Por ejemplo, en la Filarmónica de Berlín hay unos jóvenes músicos, llenos de curiosidad, que estudian los instrumentos antiguos. No forzosamente para tocar con ellos, sino porque esto puede modificar su forma de plantearse determinados repertorios.

P. ¿Por lo tanto, no piensa que las orquestas tradicionales están centradas en un repertorio cada vez más reducido?

R. Un día, unos músicos berlineses se quéjaron de que la Orquesta de Cámara de Europa, que trabaja mucho con Nikolaus Harnoncourt, les hubiera en cierto modo robado una parte de su repertorio. Personalmente, pienso que no les han robado nada, que, por el contrario, es algo que han perdido. Y tienen que recuperar ese terreno. No veo ningún inconveniente en que formaciones especializadas coexistan y toquen en parte la misma música. Es una verdadera emulación intelectual.

P. ¿Tiene ganas de volver a interpretar a Rameau con orquestas tradiciónales?

R. Fue una experiencia sumamente enriquecedora. Rameau planteó problemas increíbles a los berlineses que descubrían un mundo totalmente desconocido para ellos. Fue más fácil con la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham. Pero será necesario que la Filarmónica de Berlín vuelva a tocar a Bach, de forma diferente, desde luego, pero esto debe formar parte de su misión.

P. Usted fue a pedir consejo a William Christle, como hizo Seiji Ozawa con Ton Koopman cuando grabó La Pasión según san Mateo con la Orquesta de Saito Kinen. Es una prueba de humildad...

R. ¿Por qué habría de ocultarlo? No es vergonzoso recibir consejo de fuentes apropiadas. John Eliott. Gardiner fue quien me hizo descubrir Les Boréales, hace ya tiempo, con instrumentos modernos, de diapasón alto, lo que era difícil para los cantantes... ¡Menudo choque! William es quien hoy me parece tener una relación más estrecha con esta música. Y confieso con la misma sencillez que, el verano pasado en Salzburgo, Emmanuelle Haïm, mi clavecinista y jefa de canto en la producción de Les Boréales, realizó un trabajo ejemplar con el lenguaje y el estilo que yo habría sido incapaz de hacer con los cantantes. ¿Sabe?, nunca se sabe demasiado. Encuentro un gran placer en aprender, descubrir sin parar. Es lo que me hace avanzar y seguir creyendo en este oficio. También debo decir que los músicos especializados son por lo general muy generosos con los no especializados. Es una cualidad muy apreciable y que no siempre demuestran en su entorno.

© Le Monde.

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