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El líder islamista temía que la represión golpeara a su movimiento a partir de enero

"La ley sobre la concordia civil sólo legitimará la represión que caerá sobre nuestro movimiento después del 13 de enero", declaraba con preocupación Abdelkader Hachani la víspera de su asesinato.Hachani, de 40 años, número tres del Frente Islámico de Salvación (FIS) -la formación islamista argelina ilegalizada en 1992- que fue asesinado a tiros el lunes, concedió la víspera, en su domicilio de Zeghara (Argel), una entrevista a la revista virtual Algeria Interface. En ella criticaba la llamada concordia civil, el proyecto por el que el presidente Abdelaziz Buteflika intenta fomentar la entrega de islamistas armados hasta el 13 de enero próximo. Hasta la fecha se han rendido un millar sobre un total de 6.000.

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El ex dirigente del FIS se mostraba preocupado por los plazos impuestos a los grupos armados para entregarse a las autoridades. "¿Por que se limita a seis meses la vida de una ley que, se supone, aportará la paz? ¿Por que no ofrecer una segunda oportunidad a los que pueden tomar una decisión tardía? Esta ley no es nada más, en mi opinión, que una copia de le ley sobre la Rahma (clemencia) pero la diferencia con la iniciativa que tomó hace tres año el presiente Zeroual es que esta era más franca y coherente".

Hachani estaba manifiestamente afectado por el desgaste de su movimiento y no disimulaba la amargura que le inspiraban los que habían "traicionado la causa". Aludía así a Abassi Madani, el número uno del FIS, detenido en su domicilio y que ha dado su apoyo a la iniciativa de Buteflika. "¿Que ha logrado a cambio?", se preguntaba, "Sólo que el poder le insulte y le someta a chantaje. Se le pide además que se abstenga de toda actividad política a cambio de su liberación".

La alusión concernía también a algunos de sus antiguos compañeros islamistas como Abdelkader Boukhamkahm, con el que Hachani estuvo detenido pero que recientemente se distanció del Frente, y Rabah Kébir, "que se presenta como el jefe de la delegación ejecutiva del FIS en el extranjero y que negocia en nombre del Ejército Islámico de Salvación [EIS,brazo armado del FIS] con las autoridades militares".

Un abismo separa a ambos hombres desde que Rabah Kébir afirmó desde Alemania, dónde está exiliado, que el "FIS ya no existe". "¿Es esto lo verdaderamente importante", replica Hachami. "(...) una parte de la población, que se ha identificado con los principios del FIS, sigue estando a nuestro lado. Es importante poner en marcha una iniciativa global que frene la violencia y dejar de echar mano del bricolaje como están haciendo ahora" para acabar con ella. Hachani no dudó en desplazarse por el campo y apaciguar a las facciones del EIS que, al conocer la ley sobre la concodia civil, estaban dispuestas a reanudar las acciones terroristas. "Su decepción fue grande pero había que evitar a toda costa romper la tregua e intentar encontrar una salida. Los responsables del EIS sólo han recibido promesas. Siguen esperando. Se ha llegado a afirmar que las autoridades les han proporcionado armas lo que es completamente falso...".

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Para Hachani la única iniciativa susceptible de prosperar tiene que ser de índole política. "Hay que adoptar como principio fundamental el respeto de la soberanía popular, es la única conducta que puede aportar una paz duradera. A partir de ahí todo se puede negociar y esto llevará todo el tiempo que sea necesario".

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