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Las pescadoras de l'Albufera hacen sus primeras capturas

Acaban los 750 años de derecho exclusivo del varón a faenar, tras un lustro de pleitos

Las anguilas, llises y cangrejos del lago valenciano de l'Albufera ya tienen motivos para temer a las mujeres. Una docena de vecinas de la isla de El Palmar se embarcaron ayer, poco antes de que clareara, y acabaron con una costumbre de 750 años que reservaba el derecho a faenar a los varones. Estaban exultantes con sus primeras capturas: echar las redes les ha costado cinco años de pleitos.

Cuando la portavoz de las mujeres, Carmen Serrano, agarró la primera de las seis llises que cayeron en su red, sus compañeras de la asociación Tyrius se emocionaron y los 14 fotógrafos y cámaras que seguían la escena desde una barca cercana la convirtieron en la llisa más inmortalizada.No era para menos: con aquella red, Carmen acababa de apresar una discriminación sexual perpetuada a lo largo de los últimos siete siglos y medio. Desde que el rey Jaime I otorgara a los pescadores de El Palmar la concesión de la pesca en el lago y éstos impusieron la costumbre de que los varones fueran los únicos autorizados a faenar y a transmitir el derecho a su descendencia.

Una tradición que, hasta fechas recientes, obligó a muchas jóvenes de la isla a casarse con un pescador, ya que ésta era una de las escasas fuentes de ingresos del lugar. Y una costumbre que durante siglos ha trazado una áspera frontera entre los vecinos. De un lado, las familias de los socios de la Comunidad de Pescadores, las más pudientes; del otro, las familias de los no pescadores, que sobrevivían con el jornal de los arrozales y estaban considerados "forasteros". No importaba que fueran la cuarta generación familiar nacida en la isla, recordó Carmen.

El desquite contra tantos siglos de "discriminación económica y social" llegó ayer. Teresa Chardí, una mujer de unos 40 años vestida de caqui, señaló que esta sonada victoria ante los 300 socios varones de la comunidad que en el último lustro han tratado de evitar por todos los medios que ellas pescaran no podía haber llegado en un día más oportuno. Ayer, 9 de octubre, Día de la Comunidad Valenciana, se festejaba la conquista de Valencia por Jaime I, al que suelen remontarse los socios de la comunidad para subrayar el carácter histórico de su derecho a faenar.

Intervención de Barberá

El derecho de Carmen, Teresa y el resto de las amas de casa Tyrius de El Palmar a echar las redes ha sido ratificado, tras cinco años de lucha judicial y administrativa, por la Audiencia y el Ayuntamiento, propietario del lago. Cuando los tribunales les dieron la espalda, los pescadores suspendieron el sorteo anual de puestos de pesca y el ingreso de socios alegando la necesidad de efectuar un paro biológico. Pero la alcaldesa Rita Barberá desmontó su estrategia al decidir, con el apoyo de todos los grupos municipales, que el sorteo lo organizara el Consistorio.La temporada de pesca en el lago comenzó el lunes, pero las mujeres aguardaron al fin de semana porque la mayoría tiene obligaciones laborales o académicas. Ayer, una docena de mujeres, acompañadas por 15 hombres (familiares suyos que fueron expulsados de la comunidad por apoyarlas) instalaron una empalizada de estacas junto a un canal de desagüe del lago para evitar que los peces escapen al Mediterráneo. Luego echaron una red de 80 metros sujeta por dos cañas y capturaron las seis primeras llises. Tan exiguo botín no les llegó ni para el almuerzo. Pero han comprobado que pescar "no es tan difícil" como les decían los hombres y con la práctica confían en mejorar sus artes. Por ahora, se han hecho tan famosas que ya les ha llamado un avispado empresario dispuesto a comprar sus capturas. En el mercado podrá promocionarlas como las genuinas llises pescadas por las mujeres de El Palmar.

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