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Montenegro pretende la creación de un nuevo Estado que le iguale con Serbia

El Gobierno de Montenegro aprobó ayer una propuesta para convertir a Yugoslavia en una confederación entre dos Estados soberanos con iguales derechos bajo un nuevo nombre, el de Unión de Montenegro y Serbia. El documento, de 15 páginas, será sometido a las autoridades de Serbia, la otra república integrante de la actual Federación Yugoslava, que tendrán un plazo de seis semanas para debatirlo. La propuesta deroga la actual Constitución, establece un Parlamento unicameral que nombrará al presidente y sustituye el Gobierno federal por un Consejo de seis ministros.

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Además, desaparecerán los ministerios yugoslavos de Defensa y de Asuntos Exteriores, cuyas funciones recaerán cada dos años de forma rotatoria en los responsables de cada una de las dos repúblicas, que a su vez nombrarán a los comandantes del Ejército en su territorio. Montenegro también creará un comité de moneda, que le daría el derecho a adoptar decisiones sobre la divisa común o a establecer su propia moneda.Las autoridades montenegrinas han venido advirtiendo en las últimas semanas a Serbia de que, si no acepta redefinir las relaciones entre las dos repúblicas, convocarán un referéndum sobre la independencia. La propuesta para crear un nuevo Estado sigue a una reunión el pasado 14 de julio en Belgrado entre representantes serbios y montenegrinos, que dijeron que habían ido a "sondear" la postura de Serbia

Montenegro, que sólo tiene 630.000 habitantes, frente a los 10 millones de Serbia, quiere distanciarse de la política autocrática y nacionalista del presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, que ha provocado tres guerras en los Balcanes en los últimos diez años. El presidente de esta pequeña República, Milo Djukanovic, cuenta con el apoyo de Occidente, que, sin embargo, le ha pedido moderación en sus reivindicaciones independentistas para evitar un nuevo conflicto en la zona. Remodelación del Gabinete En la vecina Serbia, el Gobierno yugoslavo celebraba ayer consultas con las fuerzas políticas parlamentarias para crear un nuevo Gabinete remodelado, en el que se negaron a entrar los dos únicos partidos de oposición presentes. Milan Komnenic, representante de la principal fuerza de oposición en Serbia, el Movimiento de Renovación Serbio (SPO), abandonó la reunión nada más comenzar. "Este Gabinete, cualquiera que sea su remodelación, no hará sino alentar el proceso de desintegración de Yugoslavia y aumentar el aislamiento del país", dijo Komnenic.

El partido Unión de los Húngaros de Voivodina también rechazó la oferta de entrar en el Gobierno, mientras la reunión fue boicoteada por el partido en el poder en Montenegro. A su salida, Komnenic entregó a la prensa un escrito en el que pide la dimisión del primer ministro yugoslavo, Momir Bulatovic, y el nombramiento en su lugar de un miembro del Partido Democrático de los Socialistas (DPS) que gobierna en Montenegro. Bulatovic fue designado en 1998 por su aliado, el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, pese a que su Partido Socialista Popular había perdido las elecciones ante el DPS del dirigente de Montenegro Milo Djukanovic. Esta decisión exacerbó los ánimos separatistas en Montenegro, y desde entonces sus líderes han intentado distanciarse de Belgrado y exigen redefinir las relaciones sobre una base de mayor igualdad.

Komnenic explicó que el SPO sólo aceptará entrar en un Gobierno liderado por un miembro del DPS, que "permitiría la normalización de las relaciones entre Serbia y Montenegro y el regreso de Yugoslavia a la comunidad internacional". A esta ronda de consultas, la segunda desde el 1 de julio pasado, asistieron también el Partido Socialista en el poder y sus aliados, que han anunciado que proseguirán con la remodelación del Gabinete incluso sin la participación de la oposición.

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La anterior ronda también fue boicoteada por el DPS y terminó con el rechazo de los Húngaros de Voivodina y del SPO, cuyo líder, Vuk Draskovic, convocó dos semanas después su primera manifestación para exigir la dimisión de Milosevic.

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