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La Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid no se ponen de acuerdo

"Las leyes están para cumplirlas", dice el gerente municipal de Urbanismo, Luis Armada. "Y no ha habido ningún error en este asunto. Llegó una petición de derribo, tuve dudas y llevé el asunto a la Comisión de Patrimonio a principios de mayo. Se decidió ir a ver el edificio, y fueron dos técnicos del Ayuntamiento y dos de la Comunidad. Luego, y por unanimidad, la Comisión decidió no salvar el edificio". La seguridad de Armada choca con la versión de la Comunidad de Madrid: sus responsables mantienen que el 16 de junio, fecha de esa reunión final de la Comisión de Patrimonio, "la dirección de servicios del Plan General retiró el asunto de La Pagoda del orden del día". El gerente de Urbanismo reconoce no haber asistido a esa reunión, y parece tener criterios artísticos muy personales sobre el único edificio español que estuvo en el MOMA de Nueva York con motivo de la exposición Arquitectura de los años sesenta-ochenta: "Fue un experimento, con un diseño estético agradable y novedoso pero funcionalmente incorrecto. Y por eso precisamente ha estado vacío desde hace tantos años". ¿Sabe usted cuántos? "No lo sé". Venta Según declaró ayer José María Jorba hijo, Laboratorios Jorba cerró hace 10 años, pero el edificio-sede siguió funcionando varios más como fabricante de productos para otros laboratorios. Luego se pusieron en alquiler algunas "zonas sueltas". Finalmente, hace cinco meses, se vendió. Jorba, que se declara "bastante distanciado" de su padre, cree que la venta "se escrituró en unos 2.200 millones de pesetas". El edificio lo compró el grupo inmobiliario LAR-Goldman Sachs, que ha adquirido recientemente otros edificios importantes en Madrid. El de la calle Serrano, 49, por 1.575 millones de pesetas. Y el de Castellana, 280, por mediación de otra inmobiliara -Jones Lang Wootton-, por 6.000 millones. La Pagoda, situado en la calle de Josefa Valcárcel, a la entrada de Madrid por la N-II desde Barcelona, está considerado como una obra rara, pero emblemática, de la arquitectura contemporánea española. Perteneciente a la etapa final de la vida creativa de Fisac, tiene seis plantas, cada una de las cuales gira 45 grados con respecto a la anterior, y muestra una clara influencia de la cultura china, país al que viajó y con el que se fascinó Fisac, cuya hija, Tatiana, es una de las más importantes sinólogas españolas. Fisac experimentó sobre hormigón armado, material con el que trabajó esos años usando un procedimiento de su invención: encofrándolo con lonas y cuerdas, logró darle ese peculiar aspecto mullido. "Quizá no es el Partenón", dijo ayer el arquitecto Ricardo Aroca, "pero tiene la gracia indudable de ser arbitrario en un momento en el que todos eran racionales".

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