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El regreso de los 'basiyis'

Ángeles Espinosa

Las jóvenes iraníes habían empezado a maquillarse sin temor a que los basiyis las pararan en medio de la calle y las obligaran a desmaquillarse con un estropajo o incluso, en algún caso extremo, les lanzaran ácido sulfúrico a la cara. Los voluntarios de las milicias islámicas se fueron eclipsando con la llegada de Jatamí, y ése era un motivo más para apoyar al nuevo presidente. Ahora, con la revuelta estudiantil, han vuelto a hacer acto de presencia. Este cuerpo paramilitar de radicales islámicos fue creado por el imam Jomeini durante la guerra con Irak para organizar la resistencia popular a las tropas enemigas y llegó a contar con 20 millones de miembros. Acabada la contienda, los basiyis (que en farsi significa movilizados) se reciclaron en defensores de la moral islámica, incluso más allá del espíritu de la ley. Hoy, bajo dependencia orgánica de los Guardianes de la Revolución, aseguran contar con cinco millones de afiliados, en su mayoría hijos o hermanos de mártires de la guerra, la base social que sustenta el núcleo duro de la República Islámica.

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Hasta que los voluntarios tomaron ayer las calles de Teherán, el hostigamiento a los estudiantes procedía sobre todo de los miembros de Ansar-e-Hezbolá (Simpatizantes del Partido de Dios). Más conocidos como los vigilantes, son una de las difusas bandas surgidas de Hezbolá, el partido creado por el clero radical para hacer frente a la Revolución Islámica (1979).

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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