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Voto rural socialista y urbano del PP

Todo sigue igual. El 13-J reproduce el mapa municipal de las anteriores elecciones. El PSOE incluye en su patrimonio el voto rural y el Partido Popular mantiene el voto urbano. Los populares controlan las principales ciudades extremeñas mientras que los municipios medianos y pequeños son para los socialistas. Sin embargo, mientras que se observa una tendencia al alza del PSOE, que se beneficia de la caída de Izquierda Unida, el Partido Popular parece haber tocado techo y no logra ampliar sus objetivos.

El caso más significativo es la Diputación Provincial de Cáceres, aparentemente a su alcance antes de los comicios. Finalmente continúa en manos del PSOE, con mayoría absoluta, al igual que la Diputación de Badajoz. Los socialistas respiran tranquilos ante la pesadilla que hubiese supuesto un Ejecutivo regional de signo contrario a los cuatro ayuntamientos más importantes y a una poderosa corporación provincial.

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El Partido Popular ha obtenido la victoria en Badajoz, Cáceres, Mérida y Plasencia, las cuatro ciudades más pobladas.

Cáceres no ofrecía ninguna duda. Los populares ratifican la mayoría absoluta con los mismos concejales que en 1995. El PSOE logra dos más a costa de Izquierda Unida que baja de tres a uno.

Las esperanzas del PSOE en Badajoz se esfumaron. La presencia como candidato de Eduardo de Orduña, último presidente de la Diputación, un gesto serio y riguroso, apenas les proporcionó un concejal más. Los populares mantienen la mayoría absoluta, al igual que en Plasencia.

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Llama la atención el caso de Mérida, la capital autonómica. Una "auténtica" sorpresa incluso para los populares. Pedro Acedo ha alcanzado la mayoría absoluta. Su discurso ha sido el más agresivo de todos los candidatos y su tradicional enfrentamiento con Juan Carlos Rodríguez Ibarra abre un margen a todas las especulaciones posibles.

La lectura del escrutinio municipal lleva al PP a asegurar que su oferta electoral se aprecia más en aquellas instituciones que ya controla como consecuencia de que los ciudadanos valoran su gestión.

En Cáceres, Badajoz, Mérida y Plasencia repiten los mismos nombres: José María Saponi, Miguel Celdrán, Pedro Acedo y José Luis Díaz, respectivamente.

Izquierda Unida se desinfla también en los ayuntamientos. Su presencia será meramente testimonial en los principales municipios, limitándose a actuar de bisagra en algunas localidades medias (Villanueva de la Serena, Almendralejo, etcétera). El hundimiento de los regionalistas se traslada igualmente al mapa municipal. Tan sólo un ramillete de concejales con escaso protagonismo.

Pedro Cañada, el histórico dirigente regionalista, fundador de Extremadura Unida, logra sobrevivir en su pueblo natal, Calzadilla, pero por el escaso margen de un concejal.

El Partido Democrático de la Nueva Izquierda sigue teniendo su feudo en Monesterio, un bastión inexpugnable desde hace años para el resto de las formaciones políticas donde sobresale la figura de Ceferino Muñoz, un antiguo cartero dotado de una especial predisposición para la cosa pública. El pacto con el PSOE no ha hecho sino ratificar su hegemonía.

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