Un buen aspirante con mala salud

"Yo seré el próximo presidente de Indonesia", decía en noviembre a EL PAÍS, Abdurrahman Wahid. De momento, está en la lista buena de aspirantes, pero su mala salud le puede dejar en la cuneta. Tiene 59 años, pero parece un anciano. Hace un año sufrió un ataque cerebral y recientemente ha sido operado en Estados Unidos para evitarle una ceguera de origen diabético.En realidad, a Gus Dur, el diminutivo cariñoso por el que se le conoce en Indonesia, lo que le gusta es manejar los hilos, cuantos más mejor. Es el líder de Nahdlatul Ulama (Renacimiento de Maestros Islámicos), la principal organizaci...

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"Yo seré el próximo presidente de Indonesia", decía en noviembre a EL PAÍS, Abdurrahman Wahid. De momento, está en la lista buena de aspirantes, pero su mala salud le puede dejar en la cuneta. Tiene 59 años, pero parece un anciano. Hace un año sufrió un ataque cerebral y recientemente ha sido operado en Estados Unidos para evitarle una ceguera de origen diabético.En realidad, a Gus Dur, el diminutivo cariñoso por el que se le conoce en Indonesia, lo que le gusta es manejar los hilos, cuantos más mejor. Es el líder de Nahdlatul Ulama (Renacimiento de Maestros Islámicos), la principal organización islamista de Indonesia, con 40 millones de seguidores, aunque de ella han salido diversos de los partidos que hoy compiten entre sí. Su moderación y prestigio le hacen lo mismo ser consultado por Suharto que por los políticos de la oposición.

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