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Entrevista:

"Quizás en cien años los úteros serán mecánicos"

Carl Djerassi, el padre de la píldora, el químico que dirigió en 1951 la síntesis del primer anticonceptivo oral, al que se le adjudica el avance de la emancipación de la mujer y enormes transformaciones en las estructuras familiares de nuestro siglo, ha publicado ya varias novelas centradas en temas científicos y se dedica ahora al teatro. A sus 75 años, el hijo de una judía vienesa y un búlgaro sefardí, residente en Londres y San Francisco, acaba de estrenar en Viena, su ciudad natal, la versión alemana de Inmaculada, una obra, en clave de humor, que aborda las implicaciones éticas y emocionales de la fertilización artificial.Pregunta. ¿Por qué decidió hace 12 años dedicarse a la literatura? Respuesta. Lo mío es ciencia en la ficción, no ciencia-ficción. Uso la ficción para llevar de contrabando mensajes didácticos, pero espero no hacerlo de forma didáctica. Sé que el arte dramático hoy en día propone alejarse completamente de la línea en la que yo me encuentro, por eso estoy a la defensiva a la vez que me autopromociono. Escribo sobre avances científicos que en un principio no interesan o dan miedo al público, pero en lugar de decir, "les voy a aclarar el sistema de microinyección intracitoplasmática" (inseminación bajo el microscopio mediante inyección en el óvulo de un solo espermatozoide) les cuento la historia de una científica de 37 años que durante un congreso en Viena se va a la cama con un colega, y sin su consentimiento usa el semen de él para fertilizar un óvulo propio... La inseminación artificial posibilita vidas sin relación sexual, esta separación según mi opinión es importante. La píldora liberó al sexo de la reproducción, la fertilización artificial libera la reproducción del sexo. El tema de los últimos 50 años fueron los anticonceptivos, en los próximos 50 será la fertilización. En mi obra de teatro, la protagonista es quien inventa el método de fertilización artificial que en la realidad fue desarrollado por cuatro hombres en un principio para curar la infertilidad masculina, aunque al final el invento resultó más importante para las mujeres porque supera el reloj biológico femenino y les permite ser madres en avanzada edad.

P. ¿Es importante el hecho de que la mayor parte de los científicos sean hombres?

R. Es el tema constante en mis libros. Cuestiono qué pasa cuando las mujeres se adentran en ámbitos donde rigen las reglas del juego impuestas por hombres, o sea cuando los estrógenos entran donde predomina la hormona mas-culina testosterona, como en las ciencias naturales y la religión. Ya el 30% de investigadores en ciencias de la reproducción son mujeres.

P. Hay quienes adjudican a la despreocupación masculina que el parto tenga que doler hoy tanto como hace milenios.

R. Existe la anestesia local y la cesárea. Además, científicos de la Universidad de Juntendou en Tokio están intentando que una cabra termine su gestación dentro de una matriz mecánica en lugar del útero de su madre. Quizás en cien años sea éste el método para las mujeres que quieren ser madres sin dolores de parto. La idea no me atrae, no creo ni me gusta la visión del mundo feliz de Huxley. Pero no hay una solución que sirva a todos por igual, el sexo es una decisión individual. La gente debe optar libremente atendiendo a hechos, no a supersticiones ni códigos religiosos.

P. ¿Es usted feminista?

R. Totalmente. Porque soy inteligente. Y considero completamente absurdo que a finales de este siglo se siga discriminando a las mujeres como se ha hecho durante miles de años.

P. ¿Se sintió motivado por estos argumentos al crear la píldora anticonceptiva? R. No, la motivación fue puramente científica. En un pequeño laboratorio de México sintetizamos la hormona progesterona para uso oral, en un principio para curar trastornos de menstruación. La píldora se admitió como anticonceptivo en 1961, y cuatro años más tarde la consumían cinco millones de norteamericanas. La misma fórmula, con leves modificaciones, se seguirá utilizando en los próximos 20 años. Al contrario de la viagra, que será sustituida por otras substancias mejores en cuatro años. Si la industria farmacéutica hubiese lanzado un anticonceptivo masculino, no habría vendido ni una décima parte de la viagra. En mi novela No menciono este tema: La fertilidad y la potencia son los símbolos del macho; los métodos anticonceptivos los asocian con la castración.

P. Usted suele decir que en un futuro los jóvenes congelarán su material genético, se esterilizarán para vivir despreocupadamente su sexualidad y cuando quieran hijos recurrirán a su propio banco de semen y óvulos. ¿No es una visión sólo del Primer Mundo?

R. Siempre hablo de los ricos en naciones ricas, que yo llamo países geriátricos, donde el 20% de la población es mayor de 60 años, frente a los pediátricos donde el 45% son menores de 15. Mientras que en EE UU la esterilización alcanza el 25% en los países con la menor tasa de natalidad del mundo, España e Italia, se aplican los métodos anticonceptivos más primitivos como el coitus interruptus o por calendario. Aunque la separación entre sexo y reproducción parezca de ciencia ficción, de hecho ya es realidad, de lo contrario pensaríamos que los españoles practican el sexo sólo tres veces en su vida.

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