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CICLISMO Giro de Italia

Todas las desgracias juntas

Carlos Arribas

El Giro, que caminaba hacia un récord de abandonos mínimos, dio un golpe de volante súbito a su trayectoria en la primera jornada de lo que se dice por aquí el Giro de verdad.Y eso que no llovió, que era lo único que temían unos cuantos. Ni sopló el viento ni hizo calor abrasador. La media tampoco fue desorbitada (35 por hora), ni los ataques devastadores, ni la batalla general. Pero hubo caídas, fatigas repentinas y sprinters que no tienen ganas de subirse al autobús en la montaña. Fue, por si no lo sabían los supersticiosos, la etapa número 13.

Sólo siete corredores se habían bajado de la bicicleta en las 12 etapas anteriores. 10 dejaron la carrera ayer, aunque tres antes incluso de salir a las 9.47 de Sassuolo. Fueron el programado Danilo di Luca (Cantina Tollo) y los inesperados Romans Vainsteins (Vini Caldirola, el equipo ganador de los abanicos de Foggia) y Dirk Müller (Mapei).

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Comenzada la etapa, tres se retiraron por caída. Dos lo hicieron con las clavículas izquierdas rotas: el banesto Leonardo Piepoli y el saeco Dario Frigo, tercero en la general. El otro, Luca Cei, Navigare, se fue con la rodilla izquierda destrozada.

Dos ciclistas más tuvieron que retirarse porque son sprinters: el emergente victorioso Quaranta y el bajo de forma checo Svorada, y los otros dos abandonos, lo hicieron por cansancio: Aitor Osa, que deja al Banesto en siete, y Giuseppe Palumbo, que hace lo propio con el Riso Scotti.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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