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GUERRA EN YUGOSLAVIA Los refugiados

El director del centro de refugiados de Sigüenza acusa al Gobierno "de hacerse la foto y olvidarse"

"Querer hacerse la foto", "desconocimiento del problema" y "alejamiento de la realidad" son algunas de las críticas que el director del centro de acogida de refugiados de Sigüenza, Braulio Carlés, de la organización Comisión Católica, lanzó ayer al Gobierno. ¿Por qué? "Porque han decretado un reparto inmediato de los refugiados sin que esté el trabajo terminado". La directora general de Asuntos Sociales, Amalia Gómez, se fajó con igual vehemencia: "El reparto estaba acordado con las organizaciones humanitarias, y la actitud de Carlés es insolidaria y demagógica".

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Primero fue la falta de previsión, luego la de liquidez y ahora la de conocimientos. Éstas son las principales acusaciones que han ido expresando las organizaciones no gubernamentales (ONG) que se encargan de la atención a los refugiados (Cruz Roja, Comisión Española de Ayuda al Refugiado y Comisión Católica) desde que los primeros albanokosovares llegaron a España, el pasado 25 de abril.En Asuntos Sociales no salen de su asombro por los últimos reproches: "No entendemos cómo critican algo [el reparto de refugiados] que habíamos acordado previamente con ellos", repite una y otra vez Amalia Gómez. La principal razón para el reparto, según Gómez, es que "seguir viviendo en Sigüenza después de haber culminado el proceso de documentación y aclimatación significa abandonarlos en una burbuja de cristal". "Los refugiados", explica, "tienen que integrarse en la sociedad lo antes posible y para ello lo mejor es que vivan en centros más pequeños, divididos por familias, y no los 103 juntos".

Pero Braulio Carlés discrepa radicalmente: "Por mucho que esté previsto un traslado para después de un mes de estancia en el centro receptor, no se puede vivir fuera de la realidad y tomar medidas a 130 kilómetros del problema". Y aporta argumentos: "Después de salir de una guerra resulta equivocado moverlos justo cuando empezaban a abrir su caparazón, sólo demuestra que no saben nada y que juegan con ellos. Lo último que les importa es el refugiado". "Además", insiste, "tenemos a la mitad la elaboración de los expedientes médicos y psicológicos". Amalia Gómez califica esta idea de "insolidaria" y "excluyente" porque entiende que "demuestra una total falta de confianza en los centros a los que lleguen, donde el trabajo es más personalizado y se puede proseguir en la confección de los expedientes". Y no es el único adjetivo que acuña para el director del centro de refugiados de Sigüenza. Gómez recurre al epíteto "voluntarista" para incidir en que la actitud de Carlés "desvirtúa el sistema de acogida porque acapara a los refugiados". "Y lo que nosotros queremos", prosigue, "es que se trabaje de forma conjunta, y sus declaraciones hacen un flaco favor al buen clima de cooperación entre las diferentes Administraciones y las organizaciones humanitarias".

"Que vengan y vean"

Para que Gómez reconsidere sus planes de comenzar con el reparto de desplazados de forma escalonada a partir de la semana próxima, Carlés le ofrece que visite el centro y observe las condiciones en las que están los albanokosovares: "Que vengan, que se estén unos días aquí, y después veremos lo que deciden". Lo que le encorajina sobremanera al encargado del centro de Sigüenza es que "si, de momento, no va a llegar nadie" a su local "tengan que echar a los que están".En Asuntos Sociales restan importancia a los reproches de Carlés, secundados por el presidente de su organización, Pedro Puente: "Las tres entidades dedicadas a los refugiados acordaron con nosotros que los primeros centros serían de recepción y que, después de entre ocho y 30 días, sean derivados a las comunidades autónomas". Puente insiste en que lo prudencial es esperar aún más, y revela una de las pulsiones que considera más importantes para que se produzca el reparto: "Hay algunas comunidades que están deseando figurar, que se les vea que quieren refugiados".

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Junto a las opiniones del director del centro y del responsable de la organización, se han alineado los psicólogos (uno de los cuales es miembro de Cruz Roja), médicos, psiquiatras y trabajadores sociales que asisten a los kosovares de Sigüenza. Como señal de protesta formal, Carlés ha preparado un escrito para Asuntos Sociales en el que se incluyen informes de cada departamento para explicar por lo menudo la oposición del centro de Sigüenza al traslado inmediato de los kosovares a su cargo. En cualquier caso, Gómez se mostró firme en su decisión de comenzar la semana próxima con el reparto de refugiados a las comunidades.

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